viernes, 17 de agosto de 2018

Tras las huellas de Monsanto

La noticia está fechada en California y se ha desplegado con cierto asombro en la gran prensa internacional.
Esta vez la denuncia viene del ciudadano estadounidense, Dewayne Johnson, quien sostiene que utilizó el herbicida Roundup, de la multinacional Monsanto Company, de manera frecuente, mientras trabajaba como jardinero para el distrito escolar de San Francisco. Ahora padece cáncer terminal.
Los grandes medios occidentales se han hecho eco del suceso, quizá con mucha más fuerza que cuando esta misma empresa fue una de las suministradoras del Agente Naranja durante la guerra de agresión de Estados Unidos a Vietnam.
Pero con Monsanto hay más en el panorama mundial. A los productos químicos salidos de su emporio se les unen los alimentos agrícolas obtenidos a través de semillas genéticamente modificadas y que hoy invaden a no pocas naciones, varias de ellas de América Latina.
La cara más oscura de esa empresa estadounidense, ahora asimilada por la multinacional Bayer, fue lo ocurrido en Vietnam, cuando el ejército norteamericano, en uno de los hechos más abominables que se recuerde, roció casi 20 millones de galones, equivalente a 76 millones de litros, de material que contenía herbicidas y defoliantes químicos mezclados con combustible para aviones, en una operación militar que consistía en «arrasarlo todo», incluyendo a los vietnamitas que vivían en los campos.
Según el portal la Voz de Vietnam, la guerra química que realizó el ejército estadounidense contra ese país asiático ha causado enormes perjuicios al medio ambiente. Además, unos 4,8 millones de pobladores de la nación indochina fueron contaminados por el Agente Naranja/Dioxina, entre ellos tres millones directamente.
Muchas de esas víctimas murieron ya, mientras los supervivientes cada día luchan contra enfermedades graves. El desastre químico aún deja consecuencias prolongadas y devastadoras.
La multimillonaria Monsanto fue una de las principales proveedoras del veneno regado en Vietnam desde 1961 a 1972. Bajo el proyecto militar cuyo código secreto era Operación Ranch Hand, la Fuerza Aérea estadounidense fumigó alrededor de 2,5 millones de hectáreas de los bosques del sur del país y de los campos de cultivo para acabar con las cosechas.
Cifras aportadas por el Pentágono y divulgadas por la CNN, confirman que la guerra contra la nación asiática tuvo un costo de unos 200 000 millones de dólares. El saldo de muertos fue de más de 58 000 estadounidenses y al menos tres millones de vietnamitas.
Pero hay cifras de las que poco habla la gran prensa occidental. Fuentes de Vietnam refieren que más de 500 000 niños han nacido desde entonces con malformaciones congénitas, afectados por el citado Agente Naranja.
Se trata de un poderoso herbicida compuesto por una mezcla de dos productos químicos, uno de ellos provoca la aparición de minúsculas cantidades de dioxina conocida como tcdd, el veneno más tóxico de los elaborados por el hombre. Ese defoliante destruía la foresta prácticamente en 24 horas.
La humanidad solo conoció de las peores afectaciones causadas por este agente químico, luego de terminada la guerra y ser derrotadas las tropas estadounidenses en Vietnam. Comenzó entonces a detectarse, en cantidades significativas, la aparición de tumores malignos raros, en las zonas donde se había irrigado con el herbicida.
En igual proporción crecieron los casos de niños nacidos con malformaciones muy graves: cabezas enormes, brazos que eran muñones terminados en dos o tres dedos, bocas sin paladar, ojos ciegos, síndromes nerviosos y parálisis, entre otros dolorosos efectos.
Se constató que en muchos casos los padres de estos niños habían sufrido daño en su ADN, al ser afectados por la dioxina, un veneno que puede causar la muerte.
 Ese es el panorama sombrío encontrado por el valeroso pueblo vietnamita cuando en 1975 se logra la victoria y un año más tarde se produce la unificación del Norte y el Sur del país y nace la República Socialista de Vietnam.
Hoy, cuando al jardinero de San Francisco, Dewayne Johnson, de 46 años de edad, se le diagnostica un Linfoma no Hodgkin (cáncer en los linfocitos de la sangre) con perspectiva de vida de solo seis meses, el pueblo de Estados Unidos y la comunidad internacional deben también recordar lo sucedido en Vietnam y exigir que nuestro mundo quede libre de esos agentes biológicos, que no son otros que verdaderas armas químicas. Junto a ello, demandar que termine la impunidad de las empresas como Monsanto y otras, implicadas en hechos como los que hoy describimos.

Seis formas en las que Monsanto destruye la salud
Agente Naranja: en los años 60, la compañía era uno de los fabricantes y el principal beneficiario de este producto utilizado como arma química en la guerra de Vietnam. Alrededor de 400 000 personas murieron o sufrieron mutilaciones, 500 000 niños nacieron con malformaciones y un millón de personas quedaron discapacitadas o sufrieron problemas de salud.
Aspartame:  se ha demostrado que causa daños graves que se acrecientan mediante el consumo prolongado, destruyendo áreas vitales del cuerpo humano. Sin embargo, el aspartame sigue presente con otras denominaciones en muchos productos comestibles habituales.
Somatotropina bovina recombinante (rbgh):  es una hormona modificada genéticamente por la empresa, que se inyecta en las vacas para aumentar la producción de leche. Según varias investigaciones, existe un vínculo entre la leche rbgh y el cáncer de mama, de colon y de próstata en seres humanos.
RoundUp: es el herbicida más popular del mundo y sus residuos siguen presentes en los alimentos que más tarde se distribuyen en los supermercados. Este herbicida está directamente relacionado con el cáncer y el linfoma no Hodgkin.
Cultivos modificados genéticamente: son creados por Monsanto mediante la manipulación genética del maíz, el algodón, la soja y la canola con el adn de una fuente extraña.
Semillas Terminator: las semillas Terminator, y posteriormente las flores, producen la llamada «polinización cruzada» y contaminan cultivos aledaños no estériles. Una contaminación total otorgaría el control del suministro de alimentos a nivel mundial a Monsanto y la industria de los transgénicos.
fuente: RT

Tomado: Granma