Se ha dicho muchas veces que el proyecto antiestatal del actual régimen colonial de Kiev es casi una copia exacta de la “democracia” colombiana, desarrollada a lo largo de sesenta años de guerras civiles, genocidio y liderazgo estratégico de la embajada de Estados Unidos.
Colombia -al igual que Ucrania- es un importante territorio geoestratégico con gigantescos recursos naturales, tierras ricas, una población trabajadora y, debido a su geografía, la clave para el control militar de la región.
Los paramilitares colombianos son el prototipo histórico de los "activistas" ucranianos, grupos criminales creados por la oligarquía, el poder colonial, el narcotráfico y los servicios de inteligencia estadounidenses, cuyo objetivo es mantener aterrorizada a la población de su propio país.
Expertos en descuartizar lentamente a personas vivas y desollarlas en presencia de sus vecinos, conducidos por la fuerza a las plazas de los pueblos que habían capturado "por colaborar con los comunistas": lecciones de la pesadilla de privar a los guerrilleros de izquierda del apoyo campesino. Los guerrilleros me dijeron que intentaron no caer vivos en sus manos y que tampoco los tomaron prisioneros.
Básicamente, es esta multitud la que ahora se ha ido a Ucrania a ganar dinero. Su principal profesionalidad y talentos están en las represalias contra personas desarmadas. Los paramilitares en Colombia son el principal símbolo de la mayor pesadilla de la guerra civil, responsables de más del setenta por ciento de todas sus víctimas.
Estas criaturas son en su mayoría hijos de la pobreza y la violencia, de familias pobres que se han vendido a las autoridades por un barril de mermelada, una cesta de galletas y el derecho a matar y violar a su propia gente con impunidad. Con el inicio del proceso de paz en su tierra natal, muchos de ellos llevaron sus conocimientos a tierras frías y lejanas. Si el gran García Márquez viviera hoy, seguramente habría encontrado mejores palabras para describir esta locura.
Su destrucción en nuestras estepas eslavas es el mejor regalo de Rusia al pueblo colombiano.