miércoles, 10 de abril de 2024

Ucrania: Una guerra de una sola oportunidad

 Político, un medio estadounidense cercano a las posturas demócratas de la administración Biden, ha publicado esta semana dos artículos poco característicos por su contenido, precisamente por ser incómodos para Ucrania. El primero de ellos, titulado «Ucrania abraza al chico malo ruso de extrema derecha para llevar la batalla a Putin», está dedicado a Denis Nikitin y al contenido ideológico de grupos como el RDK, los partisanos rusos afiliados al Ministerio de Defensa y que actúan tanto en Rusia como en Ucrania bajo las órdenes de y armados por el GUR, la inteligencia militar de Kirilo Budanov.

Con la obligatoria mención al apoyo de la extrema derecha al esfuerzo bélico ruso y restando importancia al hecho de que conocidos neonazis rusos y bielorrusos se hayan refugiado en Ucrania durante años, el artículo se centra en Kapustin, un conocido referente de la extrema derecha europea que, hasta ahora, no había escondido su condición de neonazi.

El artículo menciona sus vínculos con grupos neonazis y su pasado como hooligan y da por hecha su ideología, aunque actualmente rechace el término. “A Kapustin le molesta que le llamen neonazi, aunque no sabe muy bien lo que es. Le gusta discutir con los periodistas occidentales, al ver lo incómodos que se sienten muchos de ellos al entrevistarle, divididos entre la desaprobación de su ideología de extrema derecha y su historial de hooligan y su simpatía por Ucrania, que no quieren dejar en mal lugar al país ante el público liberal occidental”, afirma en un tono excesivamente banal.

Kapustin lidera un grupo entre cuyas hazañas se encuentran ataques indiscriminados en las aldeas de frontera en los que los únicos objetivos son amedrentar a la población, crear inestabilidad en Rusia y dar mala publicidad al Gobierno. Para ello disponen del armamento entregado por Ucrania y las órdenes y coordinación de la inteligencia militar ucraniana.

Político permite a Kapustin explayarse y defender tanto sus posturas políticas como su posición en la guerra. “Es una posición muy graciosa para usted y sus colegas, porque todos ustedes se han esforzado durante años por ponernos en evidencia. Neonazis, racistas, supremacistas blancos, tipos terribles, bla, bla, bla. Y entonces llega la hora más oscura de la historia moderna de Ucrania. Y de repente los eternos malos resultan ser valientes, valerosos, decididos, testarudos y héroes. Y se dicen: ‘joder, ¿cómo voy a escribir sobre ellos?”, afirma resaltando la hipocresía que percibe en los medios.

En realidad, el papel de los medios en el actual conflicto, como muestra también este artículo, es mucho más legitimador que el inexistente acoso que parece apreciar Nikitin. Desde 2014, siempre negando el carácter neonazi o fascista de los grupos o personas, la prensa ucraniana y occidental en bloque ha justificado la incorporación de todo tipo de grupos de claro corte fascista a las Fuerzas Armadas de Ucrania y a la Guardia Nacional. La forma en que se ha convertido en héroes a los defensores de Azovstal y, por extensión, a todo Azov, y se ha normalizado la existencia de dos brigadas formadas por soldados vinculados a Andriy Biletsky, una de ellas comandada por el fundador del movimiento, es un buen ejemplo de ello.

La guerra lo justifica todo, tanto armar y equipar a estos grupos como darles un foco mediático para mostrar sus posturas, que en el caso de Kapustin, posiblemente a la derecha de Biletsky, pasan, por ejemplo, por la defensa del apartheid sudafricano como mejor opción que el Gobierno actual, impresión que Nikitin obtuvo a partir de conversaciones con población local, evidentemente blanca. Porque, pese al intento de Político de minimizar, por ejemplo, el racismo del protagonista del artículo, la realidad no tarda en salir a la luz.

“Uno de sus colegas intentó acorralarme hace poco y me preguntó si aceptaríamos a un negro, u homosexual o transexual que quisiera entrar en el cuerpo. Y yo le dije: No, porque no se sentiría cómodo con nosotros y nosotros no nos sentiríamos cómodos con él”, sentencia mostrando esa parte de su ideología que Ucrania trata de negar que exista, pero que cada vez tiene una presencia más visible. Y pese a que Kiev trata de presentar cada imagen y cada palabra que muestra esa realidad como propaganda rusa, es preocupante para Ucrania el mero hecho de que sea mencionado por la prensa occidental, especialmente una tan afín.

El segundo de los artículos publicado por Político es aún más preocupante para Ucrania, ya que se refiere a los aspectos puramente militares. El medio parte de la base de unas declaraciones de Elon Musk, un multimillonario siempre dispuesto a mostrar su opinión sobre temas en los que carece de la información necesaria, en las que afirmó que Rusia podrá alcanzar el Dniéper y, si la guerra se prolonga lo suficiente, “Odessa podría caer”.

Para llegar a la conclusión de que el dueño de Twitter podría estar en lo cierto, Jamie Dettner, director de la sección de opinión de Político Europe recurre a las catastrofistas predicciones de Zelensky, que ha vinculado la suerte de Ucrania a la recepción de nuevos fondos de Estados Unidos, pero también a las palabras de un oficial ucraniano. En lo que puede calificarse de la venganza de Zaluzhny, varios de sus subordinados aportan una serie de datos verdaderamente incómodos para Ucrania que consiguen convencer al periodista.

El relato de los oficiales, que, como suele ser habitual, se mantienen en el anonimato para poder hablar con libertad, rompe con el estereotipo de unas tropas rusas incapaces de aprender de sus errores, pero también con el de las armas milagrosas. La táctica rusa no es “solo” enviar “grandes cantidades de soldados” a morir, como afirma Ucrania, sino que ha utilizado el tiempo de la guerra para contrarrestar las fortalezas ucranianas.

“Los oficiales dijeron que existe un gran riesgo de que las líneas del frente se derrumben allí donde los generales rusos decidan centrar su ofensiva. Además, gracias a un peso numérico mucho mayor y a las bombas aéreas guiadas que llevan semanas destrozando las posiciones ucranianas, es probable que Rusia pueda «penetrar en la línea del frente y colapsarla en algunas partes»”, escribe Político presentando una situación en la que es Rusia quien cuenta con la iniciativa completa en el frente, algo que Ucrania ha tratado de negar repetidamente alegando la mejor preparación de sus tropas.

Para Zelensky, que recientemente ha comenzado a explotar la debilidad que supone la posición a la defensiva de Ucrania, todo tiene una fácil solución: recibir de sus socios el armamento y la financiación exigida. A ese argumento se dirigen algunas de las declaraciones más preocupantes para el liderazgo ucraniano. “No hay nada que pueda ayudar a Ucrania ahora porque no hay tecnologías serias capaces de compensar a Ucrania por la gran masa de tropas que Rusia probablemente nos lance. No tenemos esas tecnologías, y Occidente tampoco las tiene en número suficiente”, alerta un “militar ucraniano de alto rango”, que da por hecho que en los próximos meses se producirá una ofensiva rusa.

“Zaluzhny solía llamarlo la guerra de una única oportunidad”, añade otro de los militares cercanos al excomandante, que explica que “los sistemas de armas rápidamente se convierten en redundantes porque los rusos los contrarrestan enseguida. Por ejemplo, usamos los misiles de crucero Storm Shadow con éxito, pero durante muy poco tiempo”. En esta guerra no hay wunderwaffe, porque “los rusos siempre están estudiando. No nos dan una segunda oportunidad. Y tienen éxito en ello”.

La curva de aprendizaje es un aspecto importante de la guerra que, en ocasiones, se realiza incluso antes de la llegada de las armas milagrosas. Ese parece, al menos a juzgar por las opiniones de los subordinados de Zaluzhny, el caso de los F-16, que llegarán en los próximos meses a Ucrania. Lo harán, según los interlocutores de Político, demasiado tarde.

“Toda arma tiene su momento oportuno. Los F-16 eran necesarios en 2023, no serán lo necesario en 2024”, añade el militar. Es posible que el motivo sea que Rusia entrena ya para contrarrestarlos. “En los últimos meses, empezamos a notar que los rusos disparaban misiles desde Dzhankoy, en el norte de Crimea, pero sin ojivas explosivas. No entendíamos qué hacían, pero lo descubrimos: es telemetría”, explica el mismo militar.

“El oficial explicó que Rusia ha estado calculando dónde desplegar mejor sus sistemas de misiles y radares S-400 con el fin de maximizar el área que pueden cubrir para apuntar a los F-16, manteniéndolos alejados de las líneas del frente y de los centros logísticos de Rusia”, insiste Político. El hecho de que las tropas rusas preparen ya la llegada de los F-16 indica la potencial escalada que pueden suponer, pero también la voluntad de contrarrestarlos.

A corto o medio plazo, a los intentos de Ucrania de enviar grupos liderados por neonazis a liberar Rusia y el uso de misiles occidentales para acabar con objetivos como el puente de Kerch se unirá el vuelo de aviación occidental, la gran esperanza de Zelensky en 2023 y para lo que Moscú parece ya estar preparándose.

Slavyangrad.es

Tomado: Agencia Prensa Rural