domingo, 30 de octubre de 2011

LA PARA-DEMOCRACIA EN COLOMBIA


A diferencia de otros Estados, especialmente latinoamericanos, el Estado colombiano tiene una larga historia de democracia ininterrumpida. Sus gobiernos han surgido de elecciones periódicas, en los cuales los partidos tradicionales (liberal- conservador) han alternado el ejercicio del poder, la participación de otro partido en oposición a estos no ha contado con el apoyo suficiente para convertirse en alternativa. Si bien, en la última década han surgido un sinnúmero de partidos que compiten entre sí por el poder en las regiones; estos nuevos partidos no constituyen un partido político; son  clientelas que se reagrupan con otro nombre con el fin de mantener el poder a nivel nacional, regional o local. Es el caso del partido que le dio la presidencia a Uribe y Santos surgió de los liberales y conservadores; se alío con gamonales, terratenientes, narcotraficantes y paramilitares con el fin de permanecer en el poder. Cabe señalar que partidos políticos como tal no existen en Colombia, existen clientelas que se agrupan alrededor de un color político con una misma ideología.

Si bien, el Estado colombiano  se fundamenta en la participación política entendida como el derecho a elegir y ser elegido; este presenta una contradicción explicada por las restricciones políticas, la falta de garantías y libertades básicas que no permiten consolidar un proyecto alternativo. A su vez el clientelismo y la corrupción, en las entidades pública, no permiten el ejercicio democrático. La permanencia del clientelismo subvierte la participación, convierte al ciudadano en cliente de una elite que no representa sus intereses, tiene el carácter de transacción mercantil, con recursos del Estado. Los jefes políticos compran el voto de sus electores y muchos votantes prefieren acceder a este intercambio, modesto que esperar que el político cumpla con su programa de gobierno. En este país hasta los muertos depositan su voto sin que medie algún control.

A nivel regional y local la participación democrática se hace a través de las armas, se obliga a poblaciones enteras a votar por un candidato o trasladarse de su lugar de origen para que deposite su voto (trashumancia). De este fenómeno se derivo la parapolítica; paramilitares y colaboradores acceden a cargos de elección popular, con el fin de saquear las arcas del Estado y despojar a familias enteras de sus tierras. Los organismos de control hacen parte de este entramado que se construye alrededor de una gobernación, alcaldía, consejo municipal, entre todos se reparten el pastel burocrático.

A propósito de las elecciones
Para la próxima jornada electoral existen en todo el país más de 100 mil candidatos inscritos, este ejemplo de participación puede dar la idea de un sistema democrático amplio con garantías. Sin embargo, los múltiples cuestionamientos alrededor de los candidatos dejan ver otra realidad. En primer lugar, los llamados parapolíticos han desarrollado sus campañas desde la cárcel, lo que supone una continuidad en el poder. En segundo lugar, los organismos de control son pobres y poco eficientes, lo que no ha impedido que se presenten candidatos sancionados por la justicia, familiares de paramilitares, delincuentes de todo tipo que buscan reagruparse con el fin de mantener el poder.  Los demás candidatos no tienen ningún reconocimiento para la opinión pública.

Por otro lado, aunque el gobierno pretenda demostrar la existencia de una democracia, la realidad parece demostrar lo contrario, la sociedad ha perdido el interés por participar, explicada por la falta de compromiso de los elegidos y la corrupción, lo que ha ocasionado un desgaste de las instituciones; teniendo en cuenta que la política en Colombia la dirige una misma línea de pensamiento (ultra derecha) lo que constituye que se entreguen los cargos sucesivamente, a nivel nacional sólo unas cuantas familias han ostentado la presidencia; a nivel regional o local la formación de cacicazgos entendidos como paramilitares  ejercer violencia e impiden propuestas alternativas.

Es de anotar que la abstención es el factor que determina la participación, pues, los candidatos son elegidos con menos del 50% de los votantes, lo que significa que no representan a una mayoría sino por el contrario evidencian un pacto entre una minoría que ejerce en contra de los sectores populares, no existe un emprendimiento asumido como colectivo.

Estos factores explican el poco desarrollo, la falta de políticas sociales y el conflicto interno, pues ´existe una élite burocratizada que busca mecanismos para mantenerse en el poder y el beneficio propio en detrimento de la sociedad. De allí también se explica el gasto en las campañas, los políticos invierten sumas astronómicas que después buscan recuperar por todos los medios lícitos e ilícitos.  Esto explica porque la política no puede ser vista como un servicio social.

En la última década las elecciones han estado marcadas por el incremento de la violencia, el desplazamiento individual y colectivo, el asesinato de líderes sociales y políticos, la violación a la libertad de prensa. Estos hechos configuran el escenario de lo que se puede llamar la para-institucionalidad.

En consecuencia, no se espera transformaciones sino la continuidad que ha caracterizado los últimos tiempos y por ende la violencia, la corrupción, el despilfarro administrativo y la postergación de las políticas sociales, sin olvidar que todos los candidatos ofrecen mayor equidad,  desarrollo y progreso para sus comunidades, no importa si ya fue gobernante y en su pasada administración fue cuestionado por fraude, malversación de fondos, contratación indebida, entre otros delitos. A este modelo político le llamamos democracia y es lo que el gobierno invita a defender.

Por grupo Quimera.