miércoles, 5 de octubre de 2016

GaNo la guerra

La formalización de los acuerdos que se firmaron en Cartagena según lo estableció la Corte, se daría por un plebiscito el cual ratificaría o rechazaría lo acordado, es de entender que en la cultura política colombiana, la participación en las urnas es muy limitada y en muy pocas ocasiones se ha convocado a un plebiscito. Es decir, los ciudadanos le restan importancia y no le encuentran beneficio, sin olvidar que estos acuerdos ya habían sido protocolizados frente a la Comunidad Internacional.

Por otro lado, está la poca difusión que han tenido los Acuerdos, el gobierno está obligado a difundir los Acuerdos y en este mismo sentido establecer unas bases con las cuales de inicie una pedagogía con miras a que todo ciudadano entienda unos mínimos de lo acordado en la Mesa. Elementos que fueron sobrevalorados por el gobierno lo que incidió no solo en los resultados sino en el poco interés que ha resultado para una amplia mayoría la participación.

En esta misma línea se encuentra la campaña del NO, reconociendo la poca importancia que el mismo gobierno le dio a los Acuerdo inició una campaña de desprestigio con respecto a lo acordado, llevando incluso a plantear un tema desconocido como ha sido la “ideología de género” o la dictadura homosexual, elementos que no existen en los Acuerdos o en la realidad, hasta ahora no se conocen los efectos de una dictadura homosexual, más allá de lo sucedido en la Alemania nazi.

Los argumentos que tanto exigieron los de la campaña del NO, no se conocieron más allá de la cárcel para miembros del Secretariado, se le olvida a los promotores del NO, que estos mismos estaban pidiendo cero cárcel para paramilitares y participación política, muy entusiasmados recibieron a Mancuso y compañía en el Congreso, congreso que el mismo jefe paramilitar afirmo que el 35% era de su gente.

En este mismo sentido se encuentra la Reforma Agraria, que vale decir, este tema sigue siendo muy tímido frente a las necesidades del pequeño agricultor y beneficioso para los terratenientes e industriales, los cuales se han adueñado de gran cantidad de tierra no solo mediante engaños, sino a sangre y fuego, por lo que un tribunal especial para la paz, sin duda tendría que tomar decisiones con respecto a estos criminales que posan como hombres de negocios y empresarios. Pese a esto, ningún proceso de paz que pretenda transformar el país puede pasar por alto, un tribunal de la Verdad, se estaría dando píe a que los mismo criminales sigan con su accionar violento.

 Así mismo, Uribe y sus investigaciones sobre paramilitarismo, pese a tener un fuero, que lo protege frente a condenas, no puede eludir su responsabilidad por hechos violentos ya sea por acción u omisión, como también Santos por caso como los mal llamados falsos positivos entre otros temas.

Esto puede explicar en alguna medida el por qué a la extrema derecha un proceso de paz no le beneficia sino por el contrario, perjudicaría los intereses de los sectores que se han enriquecido con el conflicto y han hecho de la guerra el negocio más rentable.

Para ello, fue importante generar pánico, entre una sociedad que no entiende ni encuentra el vehículo adecuado para salir de la ignorancia a la cual se ha condenado, temas como el castrochavismo que no sabemos que es o para que sirve se tomaron la agenda del NO.

O el argumento recalentado de la polarización al interior de la sociedad, para aquellos que desconocen la historia nacional, debo decir, que la sociedad colombiana hace más de 60 años y por estrategia política para tomarse el poder, las élites iniciaron una campaña de desprestigio frente a los colores políticos, lo que llevó a que los campos se tiñeran de sangre, sin que para ellos, existiera la más mínima condena o rechazo eso les ha permitido seguir en el poder, al que se siguen aferrando combinando todas las formas de violencia.

El plebiscito
Uribe como sagaz culebrero ha pregonado que Santos le va entregar al país a las FARC, desconociendo que en su gobierno, unos cuantos por no decir todos han sido investigados y llevados a la justicia no precisamente por estar cogiendo café, o estar cumpliendo con sus obligaciones democráticas.

Pero vayamos al punto, el triunfo del NO le confiere una legitimidad del 0.43% frente al SI, lo que obliga al gobierno a abrir espacios para que estos entren a discutir algunos modificaciones a los acuerdos, no a cambiarlos ni a ponerle condiciones a la Mesa, los acuerdos tienen carácter vinculante frente a la Comunidad Internacional, por lo que temas como justicia, están siendo mirados con lupa por la CPI.

No es de extrañar que Uribe lo que no pudo en el campo de batalla ahora quiere lograrlo en la Mesa, su política de seguridad democrática, apoyada por paramilitares y gringos, donde la guerra fue el factor que determinó su gobierno, no logró acabar con la insurgencia y ahora pretende vía negociación acabarla.

Por ello, en modo sarcástico afirmó hace unos días “que si odiara a las FARC hubiera dejado que los paramilitares las acabaran” desconociendo u olvidando como es su caso, que los paramilitares según lo han demostrado diversos estudios eludían el combate a los guerrilleros, salvo en muy pocas ocasiones se enfrentaron y esto lo hicieron en connivencia con fuerza pública, sus modalidades de terror ha sido siempre las masacres, desapariciones entre otras formas de violencia contra comunidades enteras.

Pero no todo le salió bien en su campaña por el NO, al perder el SI, con un margen tan estrecho le confiere la misma legitimidad a los del NO, es decir, se debe tener en cuenta a este otro sector social. Por su campaña basada en mentiras tendrán que empezar a explicar de qué se trata sus objeciones. Los uribistas le apostaban no a ganar sino a perder con un margen similar al que ganaron y utilizar este argumento para torpedear los acuerdos, desde ya había anunciado que los acuerdos iban a ser rechazados en un eventual gobierno. Por lo que ahora deben converse al elector que sus objeciones eran altruistas y pensando en un proyecto de país, el cual no ha existido para la élite.

Sin olvidar a Santos quien pensaba que la insurgencia no mantendría su palabra, sino que frente a los resultados se retiraba a sus campamentos a prepararse para otros 50 años de guerra, como eso no paso ahora la amenaza. Entiéndase Santos fue derrotado en las urnas y amenaza a la insurgencia con levantar el cese al fuego, no se supone que firmaron un acuerdo del cese bilateral del fuego definitivo, que  poca palabra tiene, no debió invitar a la Comunidad Internacional a semejante show, después lo tildan de ignorante.


El argumento que las FARC miente parece que quedo desvirtuado, ahora no se puede decir que son los que quieren seguir la guerra, falta esperar si EEUU, sigue patrocinando la guerra y vendiendo armas, ahora que va a decir. Si los colombianos tomamos la decisión de seguir matándonos les pedimos a los países que no le vendan armas a Colombia.