miércoles, 20 de mayo de 2015

Gobierno iraquí envía a miles de combatientes a la ciudad tomada por el Estado Islámico

Largas columnas de vehículos de combate y blindados y unos 3.000 milicianos chiitas pro gubernamentales llegaron hoy a una base militar cercana a Ramadi para preparar una ofensiva que permita recuperar la estratégica ciudad, tomada ayer por la milicia Estado Islámico (EI), a sólo 130 kilómetros de Bagdad.
El Ministerio de Defensa iraquí informó en una comunicado que los refuerzos del Ejército y los milicianos de la milicia chiita Multitud Popular ya estaban en la base militar de Al Habaniya, a unos 30 kilómetros al este de Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, "listos para liberar esta ciudad del yugo yihadista".

Por su parte, un miembro del Consejo Provincial de Al Anbar, Sabah Karhout, dijo a la prensa que los milicianos llegaron completamente equipados y muy bien entrenados, según reprodujo la agencia de noticias Europa Press.

Ayer, ni bien comenzaron a conocerse las versiones que denunciaban una retirada masiva de las tropas del Ejército de los últimos barrios que le quedaban en Ramadi, el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, hizo un llamado desesperado por la televisión pública.

Pidió que las tropas no abandonen la provincia de Al Anbar u que todos los combatientes disponibles de las milicias chiitas, aliadas al gobierno y asesoradas muchas de ellas por la Guardia Revolucionaria de Irán, se sumen a la batalla y ayuden a liberar Ramadi.

La situación en esa región del oeste del país es dramática hace días.

Desde fines del mes pasado, la cuidad de Ramadi sufría el asedio y los ataques diarios de combatientes del EI, al mismo tiempo que se convertía en el objetivo principal de la coalición internacional liderada por Estados Unidos que bombardea a los yihadistas en Irak.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hasta el jueves pasado, tres días antes de la caída final de la ciudad, al menos 133.104 personas abandonaron Ramadi y comenzaron una difícil peregrinación a Bagdad, la capital del país, en busca de refugio, informó la agencia de noticias EFE.

Asimismo, el gobierno estimó ayer que alrededor de medio millar de personas fallecieron en los últimos días de los enfrentamientos antes de la caída.

Pese al dramatismo de las últimas horas, Bagdad y sus dos principales aliados internacionales, Estados Unidos Unidos e Irán, se mostraron hoy confiados en que el Ejército iraquí y sus socios podrán recuperar el control de Ramadi.

El vocero de la Casa Blanca, Eric Schultz, reconoció en una conferencia de prensa que "no se puede negar que fue un retroceso", pero prometió "ayudar a los iraquíes a recuperar Ramadi".

Por su parte, Ali Akbar Velayati, influyente asesor del líder supremo iraní, Ali Jamenei, pronosticó desde Beirut que "con el tiempo, Ramadi se liberará del control de los terroristas al igual que sucedió en Tikrit".

Hace apenas seis semanas, un contingente de 10.000 soldados y 20.000 milicianos chiitas iraquíes dieron una feroz batalla contra el EI en la provincia norteña de Saladino y lograron recuperar la ciudad de Tikrit, después de más de nueve meses de ocupación islamista.

Pero tras la recuperación de Tikrit, organizaciones locales e internacionales de derechos humanos denunciaron represalias y una ola de abusos por parte de los milicianos chiitas contra la población de mayoría sunnita, a la que acusaban de colaborar con el EI, un grupo sunnita.

Por esta razón, algunos de los jeques sunnitas de Ramadi habían alertado al gobierno nacional de Bagdad que no aceptarían el involucramiento de milicias chiitas vinculadas a Irán en la batalla por su ciudad.

Desde fines de 2013, miles de combatientes del EI sorprendieron al mundo con una exitosa campaña militar que les permitió conquistar una ciudad tras otra en el oeste y el norte de Irak, hasta controlar más de un cuarto del territorio, mientras lo mismo se sucedió en la vecina Siria.

El éxito en Irak se debió entre otros factores a que el grupo rebelde consiguió el apoyo de muchas de las milicias tribales sunnitas, especialmente en el oeste del país, donde se encuentra Ramadi y donde la mayoría de esa etnia sufre la discriminación y la represión de los sucesivos gobiernos de mayoría chiita, productos de la invasión y la posterior ocupación estadounidense.

Además de contar con el apoyo de Washington, estos gobiernos nacionales de mayoría chiita contaron y cuentan con el explícito apoyo de la República Islámica de Irán, una teocracia chiita.

El EI capturó la atención de las grandes potencias occidentales cuando en junio pasado tomó el control de Mosul, la segunda ciudad de Irak, con muy poca resistencia.

La toma de Ramadi es la mayor conquista militar del EI desde ese hito en junio pasado.
Tomado: matrizur.org