jueves, 7 de febrero de 2013

Reflexiones sobre la agenda de La Habana X


La Habana, República de Cuba. Sede de los diálogos por la paz con justicia social para Colombia Febrero 5 de 2013.
“El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la providencia”. John L. O´Sullivan. New York, julio de 1845.
Como nunca antes la concepción expansionista del “destino manifiesto”, que de cabo a rabo cruza la política exterior de los Estados Unidos, está en desarrollo en la América Nuestra.
Otra vez advertimos que una nueva espacialidad capitalista se configura en América Latina y el Caribe. De ello no escapa Colombia, país que marcha por decisión de las élites sumisas a Washington por el rumbo del neoliberalismo como forma de acumulación y reproducción en favorecimiento de los monopolios extranjeros. Determina esta situación, que el acceso y uso de la tierra, que es lo mismo que decir el acceso, uso y posesión del territorio, sus riquezas naturales, su biodiversidad, recursos hídricos, energéticos, suelos, subsuelos, mares y sobresuelo, están siendo garantizados, pero para las potencias capitalistas, especialmente para las trasnacionales norteamericanas, pisoteando la soberanía nacional.
La garantía del acceso al territorio para los grandes inversionistas foráneos, colmándolos de gabelas y exenciones tributarias, implica la negación del real acceso al pueblo colombiano, fundamentalmente a sus sectores rurales, lo cual se suma a la pertinaz desposesión protagonizada por el terror latifundista que durante décadas ha auspiciado el Estado, como expresión política de las clases explotadoras.
Desde los centros del capitalismo mundial, con el apoyo sumiso de las oligarquías locales, en función de la acumulación por desposesión violenta, y ahora por cuenta del despojo “legal”, se propulsan los megaproyectos infraestructurales, de extracción minero-energética, forestal, de agroindustria para la extracción de los biocombustibles, los tratados de libre comercio y la implantación de bases militares que aseguren el saqueo mediante la disuasión y la fuerza. Objetivo, el control de los recursos naturales como base de poder económico y político.
El control territorial, los procesos de desposesión en las estrategias de acumulación de las trasnacionales, el saqueo de los recursos energéticos, mineros, hídricos, de biodiversidad, etc., para afianzar el bío-comercio y la generación de biocombustibles, son factor esencial que profundiza y mantiene la guerra que el régimen ha desatado contra el pueblo y a la cual se resiste desde diversos flancos entre los que se cuentan las FARC-EP, que hoy se oponen además, a los nefastos procesos de mercantilización de la naturaleza que se esconden bajo formas engañosas de desarrollo sostenible y protección ambiental, argumentados bajo los sofismas del desarrollo económico fundado en la biotecnología y la utilización de tecnologías limpias. Todo ello amparado no solo en la fuerza del terror estatal, sino en los ordenamientos jurídicos que permiten llevar a la práctica la enajenación apátrida del territorio.
Al diseño de acumulación de la tierra por despojo violento y “legal”, que ha generado una estructura de tenencia latifundista favorecedora de los intereses de los grandes terratenientes y trasnacionales en contra del interés social y nacional, hemos opuesto nuestras iniciativa Desarrollo rural para la democratización y la paz con justicia social de Colombia, conformada por diez propuestas para una política de desarrollo rural y agrario integral con enfoque territorial. En desarrollo de las mismas hemos presentado los componentes de la Quinta Propuesta referida al tema del acceso a la tierra y presentaremos en el día de mañana, Ocho propuestas mínimas para el ordenamiento social y ambiental, democrático y participativo del territorio, del derecho al agua y de los usos de la tierra, en las que recogemos aspectos esenciales de las iniciativas de las organizaciones sociales que han hecho llegar sus propuestas hasta la Mesa de Diálogos. Contra la desposesión violenta y legal, contra la concentración, el latifundismo y la extranjerización del territorio; por la democratización del acceso y uso de la tierra, se deberán seguir levantando voces y movilizaciones, que al mismo tiempo multipliquen la lucha por la soberanía y la paz de Colombia.
DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA (FARC-EP).
Tomado: tercerainformacion.es