miércoles, 28 de septiembre de 2016

De los Kfir al no en el plebiscito



El pasado 26 de septiembre  tuvo lugar la firma de la paz entre el gobierno y las FARC, la ceremonia como era de esperarse para la élite criolla tuvo lugar en la ciudad de Cartagena, lugar de los grandes acontecimientos internacionales y sitio elegido para coronar reinas.

En la fastuosa ceremonia no hubo lugar para la improvisación, todo estaba milimétricamente organizado, hasta el tiempo en el que se leían los discursos. Por ello, llama la atención el despliegue de fuerza que hizo la fuerza aérea al sobre volar el Kfir justo antes de terminar su discurso el líder guerrillero, la gran prensa minimizo el hecho, atinando a mencionar el susto que debieron sentir los guerrilleros en cabeza de su comandante.

Pero resulta que el hecho no puede pasar desapercibido en primer lugar; el país se dispone a darle fin a una guerra de más de medio siglo, momento en el cual las demostraciones de fuerza, solo dejan en evidencia que Colombia tiene una gran capacidad militar, por lo que los países vecinos pueden pensar, no solo que no se le está dando salida a un conflicto, sino que puede ser una demostración de fuerza hacia los vecinos. Por otro lado, si buscaba solo ridiculizar a la insurgencia, por el temor que puede causar el descargue de bombas, en la ceremonia no se vio a nadie correr a refugiarse debajo de las sillas, ni romper los protocolos.

Si fue una decisión que tomó la cúpula militar, se entiende que sus objetivos seguirán siendo la guerra, a pesar, de estar participando de los diálogos durante un largo periodo. Sin duda un frente menos de batalla dejara a muchos fuera de lo que implica la excusa de la guerra y los beneficios que trae, ya sabemos, como lo dijo alguna congresista el ejército es una “fuerza letal que entra a matar”   por suerte, esta vez fue solo una maniobra militar que no implicó la muerte de nadie, pues ahí entre los invitados el secretario de la ONU y un nutrido número de presidentes de la región.

Entendiendo que en política y menos en una ceremonia como estas nada es fuera del libreto cuesta creer que fue una salida en falso de los militares sin que Santos lo supiera, o sino como se explica los ensayos que se estaban realizando el día anterior. Como buen jugador de póker le prende una vela a dios y otra al diablo, algo debe resultar, aquí no sabemos si sus lágrimas fueron de la risa que le causo el susto a Timochenko, las mismas que le cayeron cuando mando matar a sangre fría al líder insurgente Alfonso Cano. O eran parte del show.

Lo mismo ocurre con la refrendación de los acuerdos, por un lado le hace campaña al SI porque es su obligación y su proyecto político, lo único que ha hecho durante estos 6 largos años en la presidencia, todos los otros temas están aplazados. Y por el otro tiene un vice-presidente, que ha entrado a cuestionar los acuerdos a darles interpretación, lo que supone que esta con el NO, aunque se le haya visto en alguna campaña, lo hace para no quedar mal con su jefe.

Por otro lado, la elección del fiscal, hombre de plena confianza del presidente, el super-ministro el mismo que Santos se inventó para mantenerlo en la arena publica, resulta que a su entender solo la insurgencia debe rendir cuentas ante los tribunales especiales de justicia y los pobres empresarios víctimas no están obligados a pasar por este modelo de justicia, con ello, muy seguramente se deja el camino expedito, para que estos ilustres empresarios sigan patrocinando paramilitares, sicarios o mercenarios cualquiera que sea el nombre y les den la bienvenida a los guerrilleros que hacen su tránsito hacia la vida civil. Pues, se sabe que sino se castiga a los financiadores y se publica las empresas que se beneficiaron y ordenaron. La violencia seguirá su curso.


Por ello, no es incoherente pensar que Santos le apuesta a las dos alternativas, la élite como ha quedado demostrado en la campaña por el NO, no es que este loca, sino temerosa que otros con discursos y cambios sociales las bajen del pedestal que parece haber recibido por designio divino.