En una evidente escalada del accionar sobre Pakistán, un avión teledirigido estadounidense destruyó este sábado una casa en las regiones tribales del noroeste, fronterizas con Afganistán, y mató a 11 supuestos talibanes.
Séptimo desde junio y tercero en menos de 10 días, el ataque se produjo en coincidencia con una operación a gran escala del ejército pakistaní en la provincia de Waziristán del Norte, lo que ha llevado a algunos analistas a concluir que se trata de un esfuerzo concertado entre Washington e Islamabad.
Fuentes militares acogidas al anonimato dijeron que el dron norteamericano disparó ocho misiles contra un escondite de los talibanes en el suburbio de Mada Khel y mató a dos importantes jefes rebeldes cuyas identidades se rehusaron a revelar.
También resulta llamativa la letalidad de los últimos bombardeos de los aviones-robot: el del día 10 abatió a seis personas y el del miércoles, a 20, los que junto a los 11 de este sábado totalizan 41, uno promedio mucho más alto que el habitual.
En las tres primeras semanas de junio, luego de una pausa de más de cinco meses y medio, Waziristán del Norte fue blanco de cuatro ataques de aviones no tripulados norteamericanos, con más de 20 supuestos talibanes muertos.
Algunos analistas y expertos militares auguran que el accionar de los drones aumentará como parte de un acuerdo secreto para reforzar la ofensiva del ejército en aquel territorio y asestar un tiro de gracia a la militancia antes de la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán.
Después de cada ataque, empero, el Gobierno pakistaní ha asegurado que, por contrarias a la soberanía y la integridad territorial del país, siempre ha condenado y condenará esas incursiones aéreas.
Tomado: LibreRed / PL