miércoles, 29 de julio de 2015

El presidente turco da por acabado el proceso de paz con la guerrilla kurda

Recep Tayyip Erdogan declaró la defunción del proceso de paz con la guerrilla kurda y amenazó con quitarle los fueros parlamentarios a la coalición kurda-progresista, en una ofensiva que parte de la oposición calificó de “golpe de Estado”.
“No es posible continuar un proceso de solución (pacífica) con quienes socavan la unidad nacional e integridad de Turquía”, sentenció el mandatario luego de una semana de continua escalada militar, que terminó con bombardeos aéreos sobre las milicias kurdas en la vecina Irak y una ola de atentados contra policías, soldados y gendarmes que dejó varios muertos en Turquía.
En 2013, tras casi tres décadas de un conflicto separatista que dejó más de 45.000 muertos y una relación de constante desconfianza entre el Estado turco y la importante minoría kurda, Erdogan inició un proceso de paz con la milicia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), cuyo principal logro fue un alto el fuego.
En una conferencia de prensa previa a su viaje a China, difundida por la agencia de noticias oficial Anadolu, Erdogan no limitó su ofensiva al PKK, sino que apuntó contra la nueva y exitosa alianza entre la minoría kurda y la izquierda histórica.
El mandatario acusó a la dirigencia kurda de “aprovecharse del proceso de paz”, especialmente en las elecciones del mes pasado, cuando el pro kurdo y progresista Partido Democrático Popular (HDP) creció hasta convertirse en la cuarta fuerza nacional y le arrebató al oficialismo de Erdogan la mayoría absoluta en el Parlamento por primera vez en 13 años.
Pese a que la escalada de violencia comenzó hace ocho días con un atentado contra una manifestación kurda -que el gobierno adjudicó a la milicia radical Estado Islámico (EI) que pelea en la vecina Siria- la mayoría de la oposición turca coincide en vincularla al revés electoral que sufrió el oficialista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
“Después (de las elecciones) del 7 de junio, Recep Tayyip Erdogan dio un golpe de Estado ¿De dónde toma la autoridad para decidir llevar el país a la guerra en estos momentos?”, preguntó el copresidente del izquierdista HDP, Selahattin Demirtas, en un discurso reproducido por el diario local Hurriyet, citado por la agencia de noticias EFE.
Tras perder la mayoría absoluta en el Parlamento, Erdogan dio la orden a su primer ministro, Ahmet Davutoglu, de buscar un aliado y formar gobierno. Sin embargo, más de un mes y medio después, el premier no consiguió ninguna coalición.
Si en una semana Davutoglu y el AKP no logran sumar un aliado y formar gobierno, el presidente debe volver a llamar a elecciones para octubre próximo.
De estallar un nuevo conflicto armado entre el Estado turco y la guerrilla kurda del PKK, el progresista HDP tendrá en los próximos meses la difícil tarea de mantener su electorado, al mismo tiempo que hace equilibrio entre distanciarse de la autodefensa kurda y de la represión policial y militar.
Además, Demirtas destacó que “faltaba sólo una semana” para que el proceso de paz con el PKK concluyera con un congreso de desarme de los combatientes, que como parte del diálogo con el Estado, habían aceptado replegarse en la vecina Irak, en el territorio que hoy el EI le disputa a las milicias kurdas iraquíes, conocidas como los peshmergas.
Mientras bombardea a esos milicianos desmovilizados en el norte de Irak, Erdogan también prometió avanzar sobre los diputados kurdos y pro kurdos que asumieron con el HDP.
“Se debería levantar su inmunidad parlamentaria por su respaldo al terrorismo”, sentenció el mandatario.
Inmediatamente Demirtas le respondió con una promesa de que mañana miércoles presentará un proyecto legislativo para quitarle los fueros a sus 80 diputados y redobló la apuesta contra el mandatario y su partido, el AKP: “Si no tienen miedo, levanten también su inmunidad”.
El enfrentamiento dentro del Parlamento y el horizonte finito del actual gobierno transitorio se suman a la tensión y a la violencia que se vive en los últimos días en las calles de las ciudades del sureste del país, donde vive la mayoría de los doce millones de kurdos turcos, y de los principales centros urbanos, como Estambul, Esmirna y Ankara.
Desde el viernes pasado, las policías locales detuvieron a más de 1.050 personas en redadas. Se supone que se trata de presuntos colaboradores del EI y del PKK, dos milicias que Erdogan parece haber convertido en un enemigo común e indivisible en el territorio turco, pese a enfrentarse entre ellas en Siria.
Con este discurso simplificador, el gobierno turco convocó a una reunión de embajadores de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bruselas para advertir que se “siente amenazado” por la nueva ola de atentados en su territorio.
Tras la reunión, el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, informó que Ankara “no pidió presencia adicional militar en su territorio”, según reprodujo la agencia de noticias DPA.
En la declaración final, la coalición militar, sin embargo, prometió “seguir muy detenidamente los acontecimientos en la frontera suroriental de la OTAN” y advirtió que “el terrorismo no puede ser tolerado o justificado en ninguna de sus formas y manifestaciones”, en una referencia tanto al EI como al PKK.
Una declaración similar hizo Jordania, un país que no pertenece a la OTAN, pero sí al grupo de aliados de Estados Unidos que bombardean desde el aire a los islamistas del EI en el norte de Irak.
Los kurdos están asentados en varios países de Medio Oriente. En Turquía, Siria y en el norte de Irak cuentan con sus propias milicias y, actualmente, todas ellas se han convertido en la primera línea de combate para frenar el avance del Estado Islámico.
Las milicias kurdas sirias, conocidas como las Unidades de Protección Popular (YPG), que sumaron a cientos de combatientes kurdos turcos que cruzaron la frontera, han ganado fuerza, armas y control territorial en el norte de Siria.
El gobierno turco anunció que instalará militarmente una “zona tapón” en esta parte de Siria. El objetivo, según el premier Davutoglu, es desplazar por la fuerza a los islamistas del EI e instalar allí, en la histórica zona de influencia kurda, a los mercenarios sirios, que financian y arman Ankara y sus socios de la OTAN contra el presidente Bashar al Assad.
Tomado; LibreRed/Telam