Encaminadas a terminar el conflicto colombiano, las conversaciones entre representantes gubernamentales y de las FARC-EP atraviesan hoy por un delicado impasse a la espera de los operativos para liberar al general Rubén Darío Alzate y a otras cuatro personas.
A dos años de su comienzo cuando el gobierno planeaba la etapa del postconflicto, dentro y fuera del país, los ciclos negociadores fueron interrumpidos por el presidente Juan Manuel Santos tras la desaparición del alto militar en las inmediaciones del caserío Las Mercedes, a orillas del río Atrato, departamento de Chocó.
Luego de reivindicar la captura de Alzate y sus dos acompañantes mientras transitaban por un área de operaciones de guerra, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) anunciaron la pronta liberación de los tres retenidos y de dos soldados hechos prisioneros luego de un combate en Arauca, con el propósito de restablecer las pláticas en el menor tiempo posible.
Con la colaboración de los países garantes de los diálogos -Cuba y Noruega- se acordaron los requerimientos para garantizar que los cuatro militares y una civil retornen a sus hogares.
No obstante los compromisos para preservar el proceso pacificador en La Habana, voceros de las FARC-EP y su jefe máximo Rodrigo Londoño, denunciaron incumplimientos del ejecutivo que dificultan concretar lo pactado.
El incremento de las acciones en Chocó, con bombardeos y otras maniobras, fue condenado por el líder del movimiento insurgente al constituir un obstáculo para las liberaciones de Alzate, la abogada Gloria Urrego y el cabo Jorge Rodríguez, dijo.
Según Londoño, Santos dispuso paralelamente una misión sin precedentes con la militarización del río Atrato, los sobrevuelos y ametrallamientos, se insistió en un rescate por la fuerza, quizás en precipitar una desgracia que ninguno desea, subrayó.
En tanto el panorama parece más despejado en Arauca, escenario donde deberán ser liberados los soldados profesionales Paulo César Rivera y Jonathan A. Díaz, tras la activación de un acuerdo humanitario especial.
El acontecimiento pudiera ocurrir de un momento a otro, según anuncios de las FARC-EP, como anticipo del próximo paso en Chocó, al parecer el más complicado.
En tanto, el restablecimiento de las conversaciones para terminar con el período bélico, depende ahora del éxito de ambos operativos.
Previo a la paralización de las pláticas, los dos equipos lograron consensos en los temas de reforma rural integral, participación política y drogas ilícitas.
Atentos a pronunciamientos y reportes sobre lo acontecido en Chocó y Arauca, los colombianos hacen votos por un favorable desenlace que permita dejar atrás más de 50 años de confrontación interna.
Tomado: Prensa Latina