Cartas circuladas en el Consejo de Seguridad y la Asamblea General, así como contactos con otras delegaciones diplomáticas sobresalen entre las acciones.
Según explicó aquí a la prensa el embajador palestino, Riyad Mansur, el objetivo es generar una respuesta urgente de Naciones Unidas para detener a "grupos de colonos extremistas que, protegidos por sectores radicales en el gobierno israelí y cientos de soldados y policías, profanan la mezquita Al Aqsa".
Entran con sus zapatos para provocar confrontación y malestar en fieles, quienes al protestar son reprimidos por las fuerzas de la potencia ocupante, con saldo de varios heridos, advirtió la víspera después de entregar una misiva al presidente del Consejo de Seguridad en noviembre, el representante de Australia, Gary Quinlan.
Similares cartas fueron remitidas al presidente de la Asamblea General, Sam Kutesa, y a Ban Ki-moon.
En los últimos días han escalado las tensiones hasta semejar un campo de batalla Jerusalén Oriental, sobre todo el entorno del templo Haram al-Sharif, donde se ubica la Mezquita Al Aqsa, uno de los tres lugares más sagrados del Islam junto a Meca y Medina, ambas en Arabia Saudí.
De acuerdo con Mansur, un pronunciamiento del Consejo sería importante para aliviar “una situación muy explosiva”, derivada de la postura de Tel Aviv, que “coloca a toda la región en un escenario de confrontación con resultados imposibles de predecir”.
Diplomáticos y periodistas acreditados aquí coinciden en llamar la atención sobre lo complicado del tema en el órgano de 15 miembros, donde Estados Unidos pudiera ejercer el derecho al veto para neutralizar cualquier decisión contraria a los intereses de Israel, su aliado estratégico en el Oriente Medio.
Washington ya amenazó con utilizar esa prerrogativa, cuando estuvo en la palestra una votación sobre el reconocimiento de Palestina como un estado independiente e integrado con plenos derechos a la ONU, lo cual frustró las aspiraciones del pueblo árabe ocupado desde 1967.
Consciente de las dificultades, el embajador palestino señaló que las gestiones en cursos abarcan a todos los miembros del Consejo, para que este fije una posición clara en torno al tema, aunque lo ideal sería una resolución, dado su carácter vinculante.
La ocupación, el problema de fondo
Provocaciones en sitios sagrados del Islam, ataques recurrentes a la bloqueada Franja de Gaza, colonización de territorios en Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, y represión sistemática, constituyen aristas de un problema de fondo, la ocupación.
“Nos humillan y nos niegan nuestros derechos básicos nacionales, humanos y religiosos, para esto solo existe una salida, que cese la ocupación y se reconozca el derecho de los palestinos a vivir con libertad y dignidad en un estado independiente”, afirmó Mansur.
En ese sentido, anunció una intensificación de los esfuerzos diplomáticos, para lograr una votación en el Consejo de Seguridad sobre un proyecto de resolución que fija plazos para el fin de la ocupación israelí.
La iniciativa palestina ya fue circulada en el órgano con el mandato de velar por la seguridad y la paz en el planeta.
“Nuestra expectativa es alcanzar el sufragio este mes, y que el Consejo muestre su responsabilidad”, dijo el embajador.
De acuerdo con Mansur, si existe consenso en torno a la solución de los dos estados, uno israelí y otro palestino, conviviendo en paz, “¿por qué no aprobar una resolución clave en ese sentido?”.
“Sólo si terminan 47 años de ocupación podrán darse las condiciones para tal salida”, subrayó.
Para el representante palestino, llegó el momento de reconocer el derecho a la libre determinación del pueblo árabe.
“Quienes sigan negándolo son responsables de lo que sucede y de la violencia que pueda generarse en el futuro”, sentenció.
Tomado: tercerainformacion