miércoles, 20 de enero de 2016

Identifican a víctimas del franquismo

Por prescripción médica le desaconsejaron viajar para presentarse como querellante en el juzgado de María Romilda Servini de Cubría, donde se investigan los crímenes del franquismo. Tozuda, Ascensión Mendieta aseguró a una de sus hijas: “¡Voy a viajar a la Argentina!”. Celebró sus 88 años en el avión que la trajo a Buenos Aires para dar testimonio en 2013 sobre la desaparición de su padre, Timoteo Mendieta, su fusilamiento y posterior entierro clandestino, en 1939. La madrileña acarició ayer, setenta y seis años después, el sueño de recuperar los restos de su padre: arqueólogos y voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), funcionarios judiciales y familiares la acompañaron durante la exhumación de una fosa en el cementerio de Guadalajara, en Castilla-La Mancha, donde, se presume, fue sepultado Timoteo. Es el primer desentierro en España, en el marco de delitos cometidos por la dictadura, realizado por una orden judicial internacional.
El derrotero que llevó a la apertura de la fosa común en el cementerio castellanomanchego comenzó con un exhorto que Servini envió a la Justicia peninsular, en febrero de 2014, y recayó en el Juzgado de Instrucción Nº 1 de Guadalajara, a cargo de María Lourdes Platero, que desestimó dos informes del Ayuntamiento guadalajareño favorables a la exhumación y un documento de 1939 que indicaba la ubicación de la sepultura. Ana Messuti, una abogada en la única causa judicial abierta en el mundo contra los delitos fraguados por Francisco Franco y sus seguidores, recuerda, en diálogo con Página/12, que para respaldar la medida dictada por Servini se solicitó un informe a la ARMH. “Ellos dijeron que era posible la exhumación; con esos elementos, solicitamos a la jueza Servini un nuevo exhorto”, señala la letrada.
El 16 de marzo de 2015, la magistrada envió a los tribunales españoles un segundo exhorto. Insistía con la medida y daba indicaciones de cómo proceder. Servini, además de pedir que la excavación se realizara en presencia de Ascensión y sus familiares, ordenaba un “sondeo arqueológico” que se ajustara a protocolos internacionales para la intervención en fosas comunes. El segundo exhorto, que allanó el camino para que el desentierro tuviera lugar, recaló en el Juzgado de Instrucción Nº 2, también de Guadalajara. Mesutti advierte que, según la Ley de Memoria Histórica, el juez actuante no puede ordenar una exhumación sin permiso de las autoridades locales. En noviembre del año pasado, el ayuntamiento dio su autorización administrativa para el desentierro. Luego, fijó la fecha de apertura de la fosa.
Ascención Mendieta se enteró de la exhumación hace dos semanas, después de dos reuniones que mantuvieron autoridades del cementerio, del ayuntamiento, de la ARMH, abogados y familiares.
–¡Ascensión, lo hemos logrado! –dijo Messuti.
La madrileña, al recibir la noticia, no contuvo las lágrimas.
–¿Por qué llorás? –preguntó la abogada argentina.
–Lloro porque pienso en él; toda la vida bajo tierra –respondió.
En opinión de la letrada, esa expresión revela el sufrimiento del familiar de un desaparecido, al que no ha visto morir ni sabe dónde está. “Para el familiar, el desaparecido no está muerto hasta que ve sus restos”, completa Messuti. Y valora la intervención de la ARMH, la perseverancia de Mendieta y sus hijos como decisiva para la excavación. René Pacheco es arqueólogo de la ARMH y director de las exhumaciones que realiza la asociación. Cuenta que los Mendieta construyeron un panteón, en los ´80, en un rincón del cementerio donde un grupo de operarios había señalado como posible lugar de entierro de los restos de Timoteo. En su exhorto, Servini indica que el padre de Ascensión –fue presidente de la Unión General de Trabajadores de España de Sacedón, en Guadalajara– estaría enterrado en la fosa número 2, en el patio 4 del cementerio, “ocupando el anteúltimo lugar, comenzando de arriba hacia abajo, o segundo lugar de abajo hacia arriba”, entre 17 cuerpos que se “hallarían apilados en forma vertical”.
La primera tarea de los integrantes de la ARMH fue quitar la lápida que colocó la familia. Después se comenzó a bajar el nivel de tierra para dar con los restos. Respecto del trabajo técnico, señala el arqueólogo, queda documentar los cuerpos que vayan apareciendo y corroborar que los restos encontrados se correspondan con las víctimas registradas en los listados del cementerio. Pacheco aporta algunas claves para entender cómo funcionaban los entierros durante el franquismo. “Este tipo de represión tiene lugar después de la Guerra Civil. Esas personas fueron enterradas en fosas comunes, en muchos casos, en la ‘zona civil’ del cementerio. La Iglesia no permitía que las víctimas del franquismo fueran sepultadas en ‘zonas sagradas’”, describe el especialista de la ARMH.
Antiguamente, los cementerios fueron divididos en dos zonas, hasta los años 80 o 90. En el “cementerio civil” se enterraban niños sin bautizar, suicidas y víctimas republicanas. Un muro separaba las dos zonas y no había manera de cruzar de un lado al otro, sólo se podía ingresar por una puerta lateral en el cementerio civil. Consultado sobre la búsqueda en Guadalajara, Pacheco afirma que tres horas después de iniciar las excavaciones, comenzaron a aparecer restos. “Lo primero que encontramos fueron restos de un cráneo con evidentes signos de haber sido perforado por la trayectoria de una bala, lo que demuestra que estamos en la zona donde se encuentran las víctimas del franquismo”, sostiene el especialista.
“La asociación lleva poniendo denuncias ante la Justicia española cada vez que aparece una fosa común, pero en España sigue existiendo una Ley de Amnistía que da por sobreseídos estos crímenes y dice que la Justicia no puede investigar –asegura el director de la ARMH–. Nos encontramos ante la primera fosa en España que va a ser exhumada gracias a la Justicia internacional, que exige que se investigue el asesinato de Timoteo Mendieta.”
Un grupo de diez personas trabaja en la excavación. Tres peritos forenses, historiadores y hasta economistas ponen el cuerpo para ayudar a la asociación española. Si encuentran a las 22 personas que deben estar en este enterramiento, calcula Pacheco, el trabajo de exhumación demandará de diez a 14 días. Sobre las pruebas de ADN, el arqueólogo destaca la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense, que desde 2012 identifica –en forma gratuita– a las víctimas de la dictadura franquista exhumadas en España. “En todos los procesos de exhumación el Estado y la Justicia (nacional) española no intervienen y guardan silencio”, apunta Pacheco. En España hay más de 114 mil personas desaparecidas. La ARMH trabajó en más de 150 fosas, en 15 años, y exhumó alrededor de 1500 cuerpos.
La jornada de ayer fue de felicidad y tristeza para Chon Vargas Mendieta. “A mi abuelo lo fusilaron hace 76 años, mi madre recuerda perfectamente el día que vinieron a por él: iba a cumplir 13 años. Setenta y seis años después, como ella dice, tendrá un hueso de su padre para llevarse con ella”, confía la mujer de 58 años. No duda de que el lugar donde excava la ARMH es donde se encuentran los restos de Timoteo Mendieta. “Toda la prueba documental acredita que esa es la fosa donde inhumaron el cuerpo de mi abuelo, junto a 21 personas más ejecutadas. Hoy encontraron un cráneo con un disparo que se veía perfectamente y denota que le pegaron un tiro de gracia, también encontraron un casquillo de bala. Tengo el convencimiento de que mi abuelo esta ahí”.
Chon reconoce la intervención de la Justicia internacional. “Ha tenido que ser la jueza Servini la que inicie las exhumaciones a través de dos exhortos. Mi familia, al pueblo argentino, le estará eternamente agradecida, porque conseguimos que se haga justicia a través de la Justicia argentina”, concede. “Vamos a continuar por todos los que nos faltan. Hay que sacarlos a todos de las fosas”, concluye. El día que se entrevistó con la jueza Servini en Comodoro Py, Ascensión Mendieta le dijo a la magistrada: “Lo único que le voy a pedir, señora jueza, es un hueso de mi padre. No quiero morirme sin llevarme conmigo un hueso de mi padre”.
Tomado: Pagina/12