martes, 12 de enero de 2016

Los cálculos de Santos

Mucho se ha asegurado sobre la firma de la paz que según, lo ha dicho el presidente como fecha límite el 23 de marzo de 2016, momento en el cual los colombianos pasaremos a una nueva etapa de la historia nacional el “post-conflicto”. 
Dentro de poco empezaremos a ver en caracol el cronometro que nos ira diciendo cuanto nos falta

Es decir, la insurgencia deja de utilizar las armas como reivindicación social y política y pasa a un nuevo escenario. El de las ideas y la participación abierta en política y toma de decisiones públicas.

De acuerdo, a esto estamos a poco más o menos 70 días, donde solo se espera el momento en el cual la insurgencia abandone las armas, mientras esto ocurre en La Habana. En Colombia el gobierno tiene la tarea maratónica de entregar al mejor postor la empresa generadora de energia Isagén, seguido de aprobar la ley Zidres, con la que pretende entregar la tierra a la agroindustria, desprotegiendo la economía campesina y permitiendo la concentración de tierra, desconociendo con estos las causas que llevaron al levantamiento armado.

En otras palabras lo que se propone el gobierno es desmantelar el poco Estado que aún nos queda, luego de soportar los nefastos gobierno neoliberales y con ello dejar sin sustento los acuerdos en La Habana, pues si, se entrega la soberanía de un servicio básico quedaremos dependiendo de lo que la multinacional nos imponga y la gobernabilidad sin sustento.

Esto se da aprovechando, lo que según dice se acordó en La Habana, de no negociar el modelo económico ni la propiedad privada, por lo que se debe vender cuanto antes, los bienes del Estado, para evitar futuras protestas y demandas al Estado y dejar sin piso los acuerdos. Lo único que falta en estos días de subastas que se ofrezca la Casa Nariño a un consorcio arquitectónico para que la embellezca y cobre el arriendo, esta es la idea que se tiene de los negocios públicos, si fueran privados no se ofrecían como en feria.

Por otro lado, se ha planteado la falta de presupuesto para el “post-conflicto”, olvidando que para la guerra nunca ha hecho falta, para la compra de armas, tecnología y aumento del pie de fuerza, cuáles serían los resultados si en estos más de medio siglo de conflicto algún gobierno hubiera dicho que no había plata para la guerra, limitando la compra de armas y todo lo que implica mantener una guerra activa.

En este momento Santos y su equipo de expertos calculan que en estos 70 días se pueden aprobar leyes que sofoquen los acuerdos, concretar la venta de Isagén, y si la insurgencia no acepta la culpa es de ellos que no recibieron la mano tendida del Estado, que ahora les caerá todo el peso de la ley, porque lo único que hicieron fue vacacional en suelo habanero.

Para ello, ha creado falsas expectativas con el apoyo irrestricto de los medios y el bombardeo de información que estamos ad portas de firmar la paz, lo mismo ha hecho con la comunidad internacional, quienes se imaginan a Colombia como el gran centro internacional de negocios.