miércoles, 18 de julio de 2012

Libia: la “estabilidad” que impuso Washington


Las milicias armadas se han apoderado de Libia. Tras celebrar elecciones legislativas, primer intento de repartición formal del poder desde el derrocamiento y asesinato de Muammar al Gaddafi, los grupos armados siguen cometiendo todo tipo de violaciones, torturas, robos y asesinatos, mientras el gobierno de transición hace poco por evitarlo.
Según han denunciado varias organizaciones no gubernamentales (ONG), los grupos armados que dieron caza al líder libio, a los que la aviación de EE.UU. y la OTAN les abrieron el camino, están renuentes a entregar las armas. Estos continúan cometiendo todo tipo de atrocidades.
La situación ha llegado a tal punto que Amnistía Internacional (AI) se vio obligada a reconocer la desastrosa situación que vive la nación norafricana en un informe titulado: ¿Imperio de la ley o imperio de las milicias?
Según AI, unas 4 000 personas se encuentran retenidas por estos grupos en centros clandestinos, sometidas a fuertes torturas y en pésimas condiciones. Muchos de ellos fueron detenidos de forma arbitraria y por tiempo indefinido, añade el texto.
En 12 de los 15 centros de detención que visitaron, hallaron pruebas de palizas y otros abusos. Desde agosto del año pasado, el informe registra al menos 20 casos de prisioneros muertos luego de brutales torturas como la suspensión en posturas dolorosas, descargas eléctricas y palizas brutales con barras metálicas, palos o culatas de fusil.
Otras ONG destacan los miles de desplazados tras más de un año de inestabilidad. En ciudades como Tauerga, alrededor de 30 mil habitantes han sido obligados por estas milicias a abandonar sus hogares. En otros casos, conviven con la población y toman como rehenes a mujeres y niños como parte de las rencillas territoriales.
Según fuentes del gobierno de transición, existen entre 100 y 300 grupos armados que agrupan al menos 120 mil hombres. Las formaciones más numerosas están en ciudades importantes como Trípoli, donde se encuentran el Consejo Revolucionario y el Consejo Militar. También son tristemente célebres las Brigadas Zintan y las Brigadas de Misrata. Mientras, en Cirenaica una de las más importantes es la Coalición de Brigadas Revolucionarias.
La situación se ha vuelto tan inestable, que el Consejo Nacional de Transición y el gobierno provisional parecen no querer interponerse en su camino. En múltiples ocasiones alegaron estar en inferioridad, pues aquellos están mejor armados. Sin embargo, su voluntad es nula cuando se trata de enfrentar el problema. En mayo pasado, aprobaron una ley que ampara a todo aquel que había cometido crímenes de guerra con el objetivo de proteger la supuesta "revolución del 17 de febrero".
Un informe publicado el pasado 10 de julio, por el Instituto de Investigaciones Estratégicas sobre África y su Diáspora, indicó que "las bombas, las muertes, la invasión y ocupación del país no se ha detenido ni un solo día y ha ido tomando proporciones inimaginables mientras los medios internacionales dan la imagen de que todo terminó. Pero nada terminó, todo lo contrario".
El informe también apunta que occidente todavía mantiene muy bien financiados a algunos grupos armados, sobre todo los que operan en el área de Al Kufrah (zona estratégica al sur de los pozos de petróleo, cerca de la frontera con Chad y Sudán).
En Al Kufrah —tierra donde vivieron durante 40 años, pacíficamente, diferentes etnias—, ante la amenaza de ser desplazados, "los libios que han sufrido ataques en sus casas, que continuamente son robados y muchas veces asesinados", compran armas para defenderse. "En estos momentos, es más fácil y barato comprar una bomba o un antiaéreo ‘made in USA’ que adquirir los productos básicos para sobrevivir".
Si la población civil sufre del mismo mal que supuestamente hizo levantar una revolución hace ya 16 meses, por qué la OTAN no decide ahora una nueva zona de exclusión aérea.
El escenario libio es el espejo de lo que pretenden lograr en países como Siria e Irán, naciones independientes negadas a ceder ante la prepotencia occidental y sus pretensiones de acabar con todo gobierno que no sea afín a su mandato. Libia es la estabilidad que quieren imponer Washington y sus aliados en Oriente Medio.
Por: Luis E López Dominguez
Tomado: tercerainformacion.es