En Colombia
existe un conocido refrán que dice: que la justicia es para los de ruana. Esto
debido a la muy reducida posibilidad de que los delincuentes conocidos como de
cuello blanco que hace relación a políticos, empresarios, terratenientes,
paramilitares, parapolíticos, entre otros más, sea judicializado y condenado a
purgar una pena por sus delitos. Sin contar, que cuentan con un grupo de
abogados que frente a las evidencias, lograr torcerle el cuello a la ley, con
argucias leguleyas. Lo que permite que sigan delinquiendo, ocupando cargos en
el Estado o de elección popular. Sin que la justicia sea operante o siquiera
haya una sanción moral.
Hasta el
momento el Estado ha sido incapaz de impartir justicia y de ser operante, lo
que deja un espacio vacío para que delincuentes condenados o en espera de
juicio huyan del país, casos como el de Arias, Hurtado, Restrepo. Permiten
demostrar la ineficiencia de la justicia, que además es incapaz de solicitar a
los delincuentes para que purguen sus penas. La demora en presentar los
documentos demuestra que no existe ningún afán en solicitar la extradición de
alguno de estos delincuentes.
Hasta el
mismo Uribe reconoce públicamente que les ha aconsejado a sus buenos muchachos
huir del país, para no cumplir con la justicia, sin olvidar que para el nefasto
senador la Fiscalía no es el lugar donde se imparte justicia, sino el sitio
donde se limpian los zapatos mientras se toma tinto.
Si un
ex-presidente que además tiene un sinnúmero de procesos en su contra por
vínculos con el paramilitarismo, ve la justicia así, que no ha sido capaz de
emitir un concepto sobre los hechos criminales que involucran no solo a políticos
allegados suyos, sino a su núcleo familiar. Vale le pena preguntarse cuál
justicia opera o si la justicia se aplica solo para un grupo determinado de la
población.
Pues casos
como las ejecuciones extrajudiciales se conoce muy poco, sin contar que quienes
son los responsables de estos hechos gozan de libertad y además siguen
vinculados al ejercito, es decir, los altos mandos militares no se les reconoce
su autoría, o otros casos como la parapolítica, yidispolítica, chuzadas del
DAS, entre muchos otros delitos que se han cometido desde el Estado que no solo
han violado el código judicial sino la Constitución y las leyes, quedan en la
impunidad gracias a la forma como se imparte justicia.
La crítica
que se le hace a la justicia no es solo en este sentido, pues la eficiencia de
la justicia se demuestra cuando arma expedientes contra defensores de derechos
humanos, abogados, sindicalistas que son rápidamente judicializados y
condenados o cuando extradita nacionales con el fin de que sean judicializados
por un tercero, lo que demuestra la poca capacidad del Estado de administra
justicia y de hacerla cumplir, en un sitio destinado para ello como puede ser
una cárcel.
Pues la
estratificación no solo está en la condena sino el sitio donde se debe cumplir,
la cárcel termina siendo verdaderos sitios vacacionales de estadía corta así
sea una larga condena para los delincuentes de cuello blanco incluido los
militares, donde por su puesto se sigue delinquiendo sin el temor a ser
descubierto. Sin contar con las irrisorias condenas, contrastadas a las de delincuentes
comunes o presos políticos. Que además deben soportar el hacinamiento y las
inhumanas condiciones de las cárceles.
Esta
inoperancia de la justicia es la que deja un espacio para que los delincuentes
sigan delinquiendo sin el temor a ser judicializados. La pregunta final ¿será
que la justicia lograra establecer casos como la parapolítica donde se
involucra a Uribe, o volverá Arias a purga su pena o Hurtado regresara a contar
sobre las chuzadas, o algún alto mando militar será condenado por vínculos con
el paramilitarismo o falsos positivos o alguna multinacional será condenada y
además expulsada por patrocinar paramilitares. Mientras esto no suceda, la
justicia seguirá siendo inoperante y no se podrá dar el salto, según el
gobierno a la justicia transicional.