Representantes del gobierno de Colombia y las insurgentes FARC-EP retomarán hoy aquí contactos para continuar los debates sobre el tema de las víctimas, en el contexto de los diálogos de paz que sostienen desde noviembre de 2012.
Como resultado de esas pláticas, los plenipotenciarios del Ejecutivo de Juan Manuel Santos y de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), lograron ya consensos en los asuntos de reforma rural, participación política de las FARC-EP, y drogas ilícitas.
La guerra en Colombia ha dejado alrededor de 6,5 millones de víctimas, entre ellas más de 200 mil muertos, por lo que resulta crucial encontrar los mecanismos para su reparación y asegurar la no repetición de esos hechos.
Durante este ciclo, representantes de esos afectados acudirán a la mesa de conversaciones para narrar sus vivencias y exponer propuestas, como parte de un esfuerzo coordinado por Naciones Unidas, la Conferencia Episcopal, y la Universidad Nacional de Colombia.
Este será el tercer grupo de víctimas que concurrirá a La Habana, y se prevé que otros dos (integrados por una docena cada uno) asistan próximamente, hasta completar un total de 60 personas, seleccionadas por esas instituciones.
Las comparecencias de los afectados -inéditas en la historia de estos procesos- han sido calificadas como trascendentales por las delegaciones de paz encabezadas por el ex vicepresidente, Humberto de la Calle, y el comandante guerrillero Iván Márquez.
A esta iniciativa de la Mesa se han sumado otras que imprimen una nueva dinámica a los diálogos de paz, como la creación de la Comisión histórica del conflicto y sus víctimas, y de una subcomisión que adelanta los análisis sobre el tema del fin de la guerra.
Otro grupo de trabajo, integrado por hasta cinco representantes de cada parte, contribuye a garantizar un enfoque de género en las discusiones, así como a los consensos logrados y por alcanzar.
Desde las primeras presentaciones de las víctimas toma fuerza el reclamo de un cese el fuego bilateral que brinde un ambiente propicio para el desarrollo de los diálogos, y garantice su continuidad, lo cual ha sido rechazado reiteradamente por el Gobierno.
Pese a la complejidad del proceso y los desencuentros, ambas partes han expresado optimismo y la voluntad de avanzar en el logro de acuerdos que permitan alcanzar una paz estable y duradera para Colombia.
Tomado: Prensa latina