El informe que Cuba presentará en la próxima Asamblea General de la ONU sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos desde hace 55 años denuncia los daños que ese cerco ocasiona al sistema de salud del país caribeño.
Calificado como una política genocida por la comunidad internacional, la acción estadounidense incide en la necesidad de Cuba de adquirir medicamentos, reactivos, piezas de repuesto para equipos de diagnóstico y tratamiento, instrumentales y otros insumos, en mercados alejados, lo cual incrementa innecesariamente los gastos de salud.
De acuerdo con el texto que presentará La Habana ante la ONU, el ministerio cubano de Salud Pública estimó en 66,5 millones de dólares las pérdidas causadas en ese sector durante el período comprendido entre abril de 2013 a junio de 2014.
Esa cifra, sin embargo, no refleja los costos intangibles de la trascendencia social y humana del daño causado, dada la imposibilidad de acceder a insumos de última generación, tecnología, conocimientos y otros recursos vitales para esta sensible esfera.
El texto cita entre varios ejemplos que el Centro Nacional de Genética Médica tuvo afectaciones en la compra de equipamientos y reactivos para sus laboratorios, lo cual repercutió en el desarrollo del programa nacional de diagnóstico, manejo y prevención de enfermedades genéticas y defectos congénitos.
Su Laboratorio de Biología Molecular enfrenta serias trabas para adquirir reactivos provenientes de firmas radicadas en Estados Unidos, para el diagnóstico de enfermedades como fibrosis quística, hiperplasia adrenal congénita, galactosemia y otras.
No puede adquirirse el medio de cultivo completo AMNIOMAX, empleado para el cultivo de células humanas de origen prenatal, que garantiza los estudios cromosómicos a las embarazadas mayores de 37 años o con patologías detectadas por ultrasonidos.
Igualmente, el Instituto de Neurología y Neurocirugía Doctor Rafael Estrada fue imposibilitado de comprar un angiógrafo, utilizado en el estudio del sistema vascular de pacientes con afecciones neurológicas, por tener componentes norteamericanos. El mismo había sido contratado a la firma Phillips, pero esta indicó que no tenía licencia de Estados Unidos para venderlo a Cuba.
El Grupo Nacional y la Sociedad Científica de Alergia no pudo comprar las necesarias piezas de repuesto para equipos de cromatografía, comprados a la compañía Pharmacia.
El Cardiocentro Infantil William Soler no puede adquirir nutrientes de mayor calidad como el aminosteryl, para el tratamiento pre y postoperatorio de pacientes desnutridos con cardiopatías complejas y críticas, pues solo se produce por los laboratorios estadounidense ABBOT.
Por otro lado, el Instituto de Gastroenterología enfrenta un incremento en los gastos para la compra de medicamentos indispensables en la terapéutica de enfermedades crónicas invalidantes en niños y adolescentes, al verse obligado a reubicar sus importaciones en mercados más lejanos.
Los laboratorios norteamericanos, europeos y japoneses, fabricantes de retrovirales como Tenofovir (tratamiento de la hepatitis B) y Telaprevir (tratamiento de la hepatitis C), temen penalizaciones de Estados Unidos si comercian con Cuba.
Ver: Informe sobre el Bloqueo a Cuba (http://www.cubavsbloqueo.cu/sites/d...)
Tomado. tercerainformacion