jueves, 4 de diciembre de 2014

La cartelización de Colombia

El término cartel apareció inscrito a los narcotraficantes quienes conformaron estructuras de poder asociado al negocio de las drogas ilícitas, constituyendo grandes empresas destinadas a tal fin. Se puede decir que ese fue la primera vez que en el país se empezó a hablar de cartel, hizo referencia a una empresa criminal.

Cuando se creía que esta práctica había desaparecido, aparecieron nuevos carteles esta vez los que operan bajo el amparo de empresas e inversionistas, destinados a proveer servicios que tienen la legalidad de una firma constituida frente al Estado, lo que no la convierte en una empresa delincuencial.

Uno de los factores que se argumentaron al aplicar el modelo neoliberal fue la poca responsabilidad de lo público y la corrupción que se había tomado gran parte del Estado al este dejar la economía en manos de inversionistas privados se creyó que la corrupción como tema inherente al Estado iba a desaparecer y con ello se daría una mejor repartición, en todos los aspectos.

Pues bien, luego de ese largo periodo de neoliberalismo ninguna de las prácticas asociadas a la corrupción se ha desmontado, por el contrario son más los empresarios que se han hecho a estas prácticas de corrupción desde lo privado. Es decir, conformaron carteles con el fin de hacer un negocio eliminar la competencia e imponer los precios a su acomodo, con excepcionales ganancias; los últimos conocidos  el cartel de los pañales, las multinacionales se unieron con el fin de mantener el monopolio desleal y acomodar los precios a sus ganancias, pero como si esto no fuera poco ahora aparece el cartel del papel higiénico, que contempla la misma práctica gerentes y empleados de alto nivel se unieron con el fin de delinquir y acomodar sus precios y beneficios.

No solo estas pobres multinacionales han logrado conservar prácticas delincuenciales y mantenerse en el país, sino otras más como el cartel del cemento, agro insumos, sin contar la apropiación de terrenos para sus monocultivos y la explotación minera, lo que configura un cartel. Que para el Estado y los entes de control son prosperas empresas que solo dejan desarrollo y producen bienestar a la sociedad, por ello no sería lo más adecuado pedirle cuentas a estos empresarios y menos sancionar estas prácticas.

Pero esta cartelización se ha desarrollado en todos los ámbitos ahí que ver lo que ha pasado con los medicamentos y la forma como las EPS, han convertido a los pacientes en mercancía a los cuales se atienden no de acuerdo a su estado de salud ni historial médico sino de acuerdo a la guía que le dice que debe recetar y diagnosticar, mientras que con el dinero dispuesto para la salud se construyen edificios, campos de tenis entre otro bienes suntuarios, que no se relacionan con la salud.

O los carteles formados para contratar con el Estado, verdaderas empresas criminales que se unen para repartir el dinero de nuestros impuestos sin el menor escrúpulo, sin que exista responsables directos, como el caso Nule y hermanos Moreno, pues todos constituyen un entramado organizado que impide que el Estado logre recuperar el dinero. Pero esto son solo algunos de los carteles que se han conocido públicamente por la evidencia de sus acciones, sin duda existen otros como los empresarios de las basuras y otras prácticas desleales que convierten al país en un verdadero paraíso de la corrupción.

Todo esto ocurre bajo la mirada de los gobiernos que no ejercen ningún control, por ello somos el mejor país para hacer negocios y seguimos ostentando los primeros lugares en corrupción no solo de las entidades públicas sino privadas, algunos dirán que así opera el mercado.  


La pregunta final será que el gobierno está dispuesto a desarticular estos carteles o solo con una irrisoria sanción los castiga y los deja seguir operando en el país.