Hasta el año 2011Túnez fue aclamado como un país ideal y un modelo de éxito por EEUU, UE, BM yFMI[1]. Con el primer levantamiento los manifestantes pidieron más democracia y bienestar social, pero la actuación de Estados Unidos y el FMI frustraron las aspiraciones populares[2].
Las protestas en Túnez se iniciaron por la falta de libertad, unida a la inflación, el desempleo y la disminución de salarios. El levantamiento popular tunecino fue una respuesta de la población frente al dictador Zine Al Abidine Ben Alí y sus políticas neoliberales, de los cuales Estados Unidos y la Unión Europea eran los beneficiados[3].
En Túnez se produjo un cambio político tras las elecciones celebradas en el año 2011. Los movimientos sociales que fueron los responsables de hacer caer al anterior gobierno, no han logrado hacer frente en las elecciones a los conservadores islámicos junto a los políticos neoliberales del anterior régimen, por no contar con personas con verdadero liderazgo político. Por lo que las revueltas, acaecidas en el inicio de la primavera árabe, tienen una importancia coyuntural al mostrar su incapacidad de elaborar un proyecto político[4].
El movimiento Enadha de Ghonnouchi, de orientación islámica, ganó las elecciones de octubre de 2011, con el 42% de los votos y 89 escaños. Desde la independencia de Túnez de Francia, en 1956, el país ha sido gobernando por un sistema de partido único que impuso su autocracia, bajo un laicismo estricto. El partido político vencedor de las elecciones, Enahda, es el sucesor delMovimiento de la Tendencia Islámica Tunecina, que en la década de los 70 estuvo vinculada a la Hermandad Musulmana. En 1989 cambió su nombre a Enahda o Partido del Renacimiento y se declaró un partido islámico favorable a la preservación de Túnez como nación islámica, buscando un modelo similar a AKP de Turquía. Tras conseguir un 20% de los votos en las elecciones de 1989, Ben Alí, prohíbe el movimiento, encarcelando a 30000 de sus miembros y siendo el principal partido de la oposición durante las últimas tres décadas[5]. En segundo lugar quedó el partido de izquierda nacionalista, Coalición para la República con 29 escaños y en tercer lugar un partido de tendencia socialista, Ettakatao, con 20 escaños.
Tanto Washington como Bruselas hicieron uso del partido islamista en el poder, Enahda, para así abortar las transformaciones necesarias, obviando las reivindicaciones populares que llevaron al levantamiento, como el desempleo masivo, concentración de riqueza y subordinación frente a la UE y Estados Unidos[6]. Los países africanos que son “liberados” se ven obligados a firmas acuerdos con el FMI, donde Francia junto al AFRICOM extienden sus políticas de intervención por toda África. Occidente quiere continuar, en el continente, su estrategia aplicada durante los últimos 500 años de provocar guerras y llevar a la población hacia la pobreza extrema.
“Estrictamente confidencial”, pone en cada una de las 16 páginas del documento que el gobierno envió a la directora general del FMI, Cristhine Lagarde, firmada por el ministro de finanzas y el gobernador del Banco Central de Túnez, un memorándum de políticas económicas y financieras para que Túnez recibiese un préstamo de 2700 millones de dinares, 1350 millones de dólares, del FMI. El programa se basaría en tres puntos[7]: “reducir la debilidad de los bancos”, encaminada hacia el saneamiento con dinero público para su posterior privatización, la segunda es la reforma del impuesto de sociedades para equiparar el régimen fiscal de las empresas on shore, las tunecinas pagaban un 30% de impuestos, con las off shore, extranjeras o de exportación, exoneradas de pagar impuestos en los siguientes diez años, lo que provocó unadisminución de los ingresos, la tercera es la publicación de un nuevo “ código de inversores”, con el objetivo de apoyar un crecimiento equilibrado que impulse al sector privado.
Las nuevas medidas de ajuste ahondan el malestar de un pueblo que en 2011 se levantó contra Ben Alí, reclamando reformas económicas y sociales. Desde la llegada del dictador en 1987 habían sufrido sucesivos programas de ajuste estructural dictados por el FMI y el BM, que contribuyeron a que el país estuviese en una situación de abandono y subdesarrollo, lo que empujó al pueblo a levantarse[8]. Desde 1987 hasta 2011 la deuda en Túnez creció desde los 5000 hasta los 30.000 millones de dinares, fondos perdidos entre la corrupción de la camarilla en el poder, según Ben Rouine “el FMI está haciendo que Túnez no se libere de la dominación del gran capital internacional. Quieren que las revoluciones se queden bajo la dominación del FMI y el BM. Esto es una guerra y los tunecinos no están al corriente de todo”[9].
En Túnez el gobierno islámico de Ennahda ha sido desacreditado por el descontento de las masas obreras, provocando el asesinato de políticos de izquierda como Chokri Belaid y Mohammed Brahmi, miembros del Frente Popular, lo cual provocó el nombramiento de un nuevo primer ministro Mehdi Jomm. Tras un bloqueo de meses, la evolución política ha sido favorable a las fuerzas conservadoras con la promulgación de una nueva Constitución el 27 de enero de 2014 y la aprobación por parte del FMI, la UE y el Banco Mundial de poner fin al embargo financiero bajo un préstamo de 3600 millones de dólares, un quinto del presupuesto estatal[10].
El FMI ha alargado sus exigencias en las medidas de austeridad, para aceptarlas entre junio de 2015 y marzo de 2016 y pretende no alterar la cólera social antes de las elecciones que se celebran el 26 de Octubre de 2014, para que el nuevo presidente pueda conseguir el apoyo de la burguesía de la clase media cuya labor será la de acabar las reformas estructurales creadas por el FMI y el BM, como las inversiones extranjeras, fiscalidad, sector financiero, la fusión de los tres bancos públicos y la liberalización del sector agrícola, servicios, transporte aéreo y mercados públicos, con el objetivo de imponer la paz neocolonial en Túnez[11].