lunes, 8 de octubre de 2012

El Nordeste Antioqueño Camina por la Paz, la Indignación es el Primer Paso para Cumplir el Sueño de Paz de un Pueblo


La región del Nordeste Antioqueño, puntualmente los municipios de Remedios y Segovia, están ubicados en la región del noroccidente colombiano. Con una ubicación estratégica, el nordeste antioqueño, hace parte del magdalena medio, limita al norte con el sur de Bolívar y al sur con el municipio de Yondó, entrada a la ciudad de Barrancabermeja. En el centro del país, el nordeste antiqueño es una región rica en recursos naturales, la explotación de oro, de madera, la reserva de fauna y flora de bosques interandinos y una gran variedad de paisajes, hacen de esta región una tierra llena de oportunidades.
Los procesos de colonización de esta región se dieron por campesinos y campesinas de diferentes municipios, que huían de los conflictos que se generaron en las áreas rurales, de la zona cafetera y de las zonas agrícolas del norte. El poblamiento también se dio por la difusión del discurso que mostraba al Nordeste como una región prospera y en desarrollo, lo que convoco personas a radicarse allí. En las décadas de 1970 y 1980, pobladores de los departamentos de Córdoba, Sucre, Santander y Chocó se desplazaron hacia esta región en búsqueda de oro. La región del Nordeste ha sido una de las zonas donde históricamente el conflicto social y armado ha sido de gran trascendencia y continuidad, su historia ha sido marcada con sucesos orientados a su profundización, como la violencia entre liberales y conservadores de la década de 1950, posteriormente la instauración y consolidación de los grupos guerrilleros, y en un momento subsiguiente la llegada de estructuras paramilitares a la zona, y bajo las mismas lógicas fueron apareciendo las fuerzas militares, como única representación del Estado en la región. Los campesinas y campesinas, mineros y mineras, habitantes de la región, han sobrevivido de la fuerza de su trabajo, la explotación de maderas finas, la preservación de bosques y el cuidado de la fauna, el bareque de oro y otros minerales, la ganadería y los cultivos de pan coger, entre los que se destaca la yuca, el plátano y diversas frutas, son las actividades de alrededor 800.000 habitantes. Sin embargo, dada esta riqueza, esta región ha sido amenazada desde hace varios años, la titulación minera y el monopolio del mercado del oro y la madera, han puesto en riesgo la población campesina.
Desde 1996 y de la mano con la Asociación Campesina del Valle del Rio Cimitarra – ACVC- y la movilización nacional de campesinas y campesinas en pro de una reforma agraria integral y una mejor calidad de vida para la región, líderes y lideresas se educaban en la reivindicación de sus derechos, desde entonces, jóvenes se formaban política, social y jurídicamente para reclamar y construir una región donde todos pudieran vivir tranquilos. Sin embargo, la persecución se hizo presente y las familias se desplazaron en innumerables ocasiones de vereda y vereda, huyendo del miedo y la zozobra que generaba la presencia paramilitar y militar que amenazaba sus vidas.
El proceso continuo, la Asociación Campesina del Valle del Rio Cimitarra continuaba caminando hacia la paz, hombres y mujeres seguían construyendo proyectos de vida alternativos, donde la producción campesina, la fuerza de trabajo conjunta y la idea de garantías de derechos era la bandera. Para el 2 de diciembre de 2001, varios de estos campesinos se reunieron y decidieron conformar la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño – CAHUCOPANA-, una organización de base campesina que dado el recrudecimiento de la situación humanitaria, decidió convertirse en ese entonces, y sigue siéndolo ahora, en un referente en la defensa de los derechos humanos integrales, entendiendo la tierra como el principio fundamental para vivir en paz.
CAHUCOPANA, es una organización relativamente joven, pero con un conjunto de vidas de hombres y mujeres que han encontrado en esta opción política una forma como culminar sus largos recorridos políticos como activistas campesinos. Varios de los líderes fueron militantes de la UP o pertenecieron a las Ligas Campesinas, en las décadas de los 80´ y 90´, otros son hijos de activistas de la ACVC también con un largo recorrido político. Entonces el acumulado histórico de estos nuevos líderes y defensores de derechos humanos, se hace evidente en la maduración de la organización en un tiempo tan corto y en un contexto de persecución y amenaza. En estos 8 años, la corporación logro desmilitarizar la Vereda de San Francisco, logro poner 2 de los 16 casos de Ejecuciones Extrajudiciales en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, formo alrededor de 200 familias en herramientas básicas de exigibilidad de derechos y ha estado presente en espacios políticos coyunturales como las discusiones frente el estatuto rural y la reciente declaración de inconstitucionalidad del código de minas en el año 2001 donde se declaró inexequible por no cumplir con el principio de consulta previa a pueblos indígenas y afrocolombianos. La corporación además, ha realizado diversas actividades de agitación,
la conmemoración de la masacre de Segovia y de La Rochela, su participación en el movimiento social y político de Marcha Patriótica, la relación con varias organizaciones de derechos humanos a nivel nacional y un trabajo incansable, ha sido el recorrido de una organización, que hoy se INDIGNA y se MOVILIZA, por la solución política al conflicto armado, el cese bilateral del fuego y la verdadera paz con justicia social en Colombia.
Este trabajo no ha sido sencillo, las comunidades están confinadas en las colinas antioqueñas, las carreteras son pasos de herradura o bien no son de fácil acceso para transporte tradicional; no existe un solo puesto de salud dentro de la región, el camino de un enfermo hasta los pueblos lleva más de tres horas en condiciones difíciles; no existe una educación básica y media de calidad, los niveles de analfabetismo son altos, la zozobra esta siempre presente. Durante la historia del conflicto social y armado en el nordeste antioqueño los y las campesinas y mineros y mineras han sufrido de quemas de caseríos por parte del ejercito nacional y grupos paramilitares, 16 ejecuciones extrajudiciales de las cuales muchas continúan en la impunidad, varios desplazamientos masivos, bombardeos y fumigaciones indiscriminadas y en ultimas unas condiciones de vida indignas.
Los lideres de la organización, también han pasado momentos de indignación, la persecución por medio de tomas de fotografías y videos, el saqueo a los hogares, la emisión de propagandas que estigmatizan un trabajo de movilización, el control de la movilización por los cascos urbanos de los municipios de Remedios y Segovia, han sido solo algunas de las violaciones a los derechos en la región, esto sin contar que aún, existen bloqueos económicos y sanitarios a la entrada a la región.
La minería también ha configurado la resistencia y la persecución en el nordeste antioqueño, mineros y mineras artesanales también han sido perseguidos, muertes de mineros y comerciantes son el pan diario en la región. El derecho al trabajo esta siendo violado, el despojo de la tierra se disfraza de progreso y las multinacionales acaparan las tierras campesinas tradicionales, poniendo en riesgo la soberanía alimentaria, la vida digna y la garantía de derechos humanos y sociales.
En este sentido la corporación ha adelantado procesos de resistencia e indignación, la "Primera Acción Humanitaria del Nordeste Antioqueño", fue realizada a inicios del 2004, en ésta se logró verificar la situación de bloqueo económico y sanitario que agobiaba a las comunidades. En abril de 2005, se desarrolló la II Acción Humanitaria, con el objetivo de dar a conocer la organización campesina que se gestó, actividad que dio reconocimiento político por parte de las diferentes organizaciones sociales y de derechos humanos a CAHUCOPANA, la segundad y tercera acción humanitaria se dieron en el marco de masacres y de bloqueos, una de las practicas estatales por la que hoy nos INDIGNAMOS y MOVILIZAMOS.
Hoy la comunidad Antioqueña de los municipios de Remedios y Segovia SE INDIGNA, porque los derechos han sido vulnerados, los sueños han sido obstaculizados y porque la guerra no es la salida para el conflicto social y armado. Como sociedad civil las comunidades campesinas del nordeste antioqueño exigen ser parte de la solución, el conflicto ha sido parte de sus vidas y en esta medida la solución ésta en sus manos, la justicia social, no es cuestión de unos pocos, el derecho a la tierra y el territorio es integral, las comunidades campesinas del nordeste exigen educación, salud, tierra, territorio, vida y dignidad.
El cese bilateral al fuego, es otra de las exigencias, consideramos que en el marco de los diálogos si no existe el cese del fuego, no puede generarse la confianza para avanzar realmente a una paz con justicia social, donde los campesinos y campesinas sean claves, donde su vida sea respetada y no estén más dentro del fuego cruzado. En éste sentido campesinos y campesinas insisten en la solución política al conflicto social y armado, el cual partirá desde el reconocimiento de sus necesidades. Un elemento primordial en el tema de solución política se plantea en las constituyentes por la paz, como una salida desde la base y como una forma de movilizar sueños e ideas de un país en paz.
Invitamos a los campesinos, indígenas, afrocolombianos, mujeres, niños y adultos a INDIGNARSE y hacer parte del grito nacional de paz y justicia social. ¡PAZ PARA COLOMBIA!
Por: Cahucopana
Tomado: Agencia Prensa Rural