El número de personas que participaron en la marcha y que llegaron al Zócalo es de aproximadamente 65.000; no se registró ningún incidente en la manifestación que fue vigilada por 2.500 policías.
Los convocantes de la marcha exigieron la realización de una consulta nacional para revocar los cambios constitucionales hechos al sector energético en diciembre, que abren por primera vez la industria petrolera y del gas al capital privado.
La marcha concluyó en el Zócalo de la Ciudad de México donde se hizo un llamado a los asistentes para mantener una campaña permanente de concientización sobre la reforma del sector energético.
Los asistentes llamaron, si es necesario, a la desobediencia civil para tumbar la reforma, que pondrá en riesgo las reservas petroleras del país.
Diversas protestas se han llevado a cabo antes y después de la aprobación de la reforma energética, que pone fin a 75 años de control estatal en el sector mediante distintos tipos de contratos: de servicios, de utilidad o de producción compartida o de licencia.
Durante el análisis y votación de la reforma en el Congreso, las fuerzas izquierdistas se opusieron duramente a ella argumentando que privatizará el sector y representará un atraco al pueblo.
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