lunes, 10 de febrero de 2014

¿Chuzando? Sí pero… legal



La palabra chuzar en Colombia no es nueva, a pesar de ello, se hizo célebre con las conocidas chuzadas ilegales que hiciera en su momento el dizque desaparecido DAS, entidad que recibía órdenes directas del presidente. Pero, que ahora según lo informo la revista semana se recicló y tiene cerca de 300 empleados y salas de interceptación funcionando. A pesar, de que el gobierno de Santos anunció su desaparición, pues, le resulto más cómodo tapar lo ilegal de esta entidad que empezar a darle respuestas al país, que lo involucraban directamente siendo el ministro de defensa. Es decir, sobre el tema de las chuzadas Santos no es principiante, aunque, ahora quiera parecer, como en el caso de los mal llamados falsos positivos.

Según lo informó la revista semana en un populosos sector de Bogotá operaba una base de interceptaciones conocida como “Andrómeda” que contaba con civiles “hackers y militares. Donde recopilaban datos de correos electrónicos, chats, pines, entre otros. Esto según se dijo en un principio con el fin de espiar las conversaciones de los delegados del gobierno y la insurgencia en La Habana, a lo que Santos respondió “que fuerzas oscuras están detrás” que son inaceptables.

Pese a esto, al día siguiente Santos y como tiene acostumbrados a los colombianos salió de nuevo en defensa de sus operaciones y dijo que estas son totalmente licitas. Estas resbaladas de Santos nos recuerdan una cuantas como que el “tal paro agrario no existe”. O peor aún que el presidente no tiene el control, pues después, de reunirse con los altos mandos militares salió a desvirtuar la información. Lo que nos lleva a preguntarnos ¿quién manda a quién? ¿Por qué frente al accionar de las conocidas “salas grises” no se conocen los directos responsables? ¿Quiénes son los receptores de la información? O si en este tipo de operaciones es permitido el personal civil, pues el país tiene un largo historial sobre la participación de civiles en operaciones ilegales, en este caso serían los “para-cibernautas” o “para-hackers” para usar un lenguaje más sofisticado.

Si bien, el ordenamiento jurídico permite las interceptaciones, estas no se pueden hacer bajo el capricho o intereses de algunos o de las Fuerzas Militares, sin el consentimiento de los organismos de judiciales, que son los que garantizan la legalidad y que impiden que las interceptaciones se utilicen de forma ilegal como ha venido sucediendo en el país y que ha cobrado la vida de cientos de colombianos. Ya no se trata solo de ruedas sueltas o manzanas podridas.

O que la información sea dirigida a políticos inescrupulosos que la utilizan con fines personalistas, estas investigaciones son  las que la justicia debe aclarar, dar respuestas a las preguntas sobre de donde ha salido la información sobre las coordenadas que pusieron en peligro las negociaciones de La Habana, o las fotos de los negociadores de las FARC, solo para tener en cuenta algunas.

En su momento el gobierno prometió dar con el culpable de la filtración, que hasta el momento solo quedo como los acostumbrados “chismes bomba” sin que la sociedad colombiana sepa en realidad lo que sucedió, o con qué fines se divulgó esta información o si las fuerzas militares conspiran contra el Estado.


Frente a este nuevo escándalo y entendiendo según lo dijo Santos es legal, surgen algunas preguntas ¿por qué el gobierno espía a su delegación en La Habana? A caso no confía plenamente en su delegación, o teme que De La Calle o Jaramillo, estén negociando con la insurgencia por debajo de la mesa, o es el mismo gobierno quién esta saboteando el proceso de paz. De ser así, se entendería que las negociaciones en La Habana son solo una fachada del gobierno.