De acuerdo con la fundación Abbe Pierre, dedicada a atender a familias sin techo o con problemas de alojamiento, la cifra de quienes viven en las calles de las principales ciudades del país se duplicó desde 2011 y asciende a 141.500, de los cuales 30.000 son niños.
A ellos se suman medio millón que están en albergues públicos, habitaciones de pequeños hoteles, viviendas improvisadas o acogidos temporalmente por terceros, precisa el estudio correspondiente al 2013.
Otros 2.900.000 viven en apartamentos precarios o insalubres que carecen de las condiciones mínimas de confort, como agua potable permanente, calefacción durante el invierno o servicio de alcantarillado.
La fundación fue creada en 1990 y dos años después el gobierno la declaró como institución de interés público por la importancia de su trabajo dirigido a los más desposeídos.
En el reporte anual publicado este viernes señala la organización que además de quienes padecen una situación de urgencia, hay otros 5 millones en riesgo por las dificultades para pagar los alquileres, cuyo precio aumenta constantemente.
La mayor parte, precisa el texto, son desempleados, migrantes o familias con ingresos insuficientes para enfrentar ese gasto.
“El empleo y la vivienda constituyen dos de las principales preocupaciones de nuestros conciudadanos, dos fuentes de inquietud estrechamente ligadas en la vida cotidiana”, asegura el informe.
Agrega el documento que la crisis de alojamiento constituye un reflejo de los problemas del mercado laboral, con una elevada tasa de paro, salarios bajos y el empobrecimiento paulatino de muchos trabajadores.
Un fenómeno novedoso revelado por el informe es que, además de las personas en estado de fragilidad de vivienda, hay cada vez más propietarios con grandes dificultades para realizar reparaciones, dar mantenimiento o pagar las facturas de electricidad, gas y agua.
La fundación Abbe Pierre calcula en un millón a los afectados por este último problema, que no están incluidos en las estadísticas oficiales.
Tomado: Librered.net