sábado, 8 de febrero de 2014

Crece escándalo de fraude en instalaciones nucleares en EE.UU.

Esto significa que más de 14 por ciento de todos los militares del país a cargo de estos misiles están ahora en el centro de una pesquisa de los servicios especiales del Pentágono, señala este miércoles un artículo del diario Stars and Stripes.
El Comando de Ataque Global de la Fuerza Aérea, al que se subordinan estas unidades, señaló en un comunicado que todos están fuera de sus puestos de trabajo hasta que culmine la investigación.
Este escándalo es solo una parte de los problemas crecientes que enfrentan esas unidades, aspectos que serán analizados hoy en el Pentágono por el secretario de Defensa, Charles Hagel, con los principales jefes de las fuerzas nucleares norteamericanas.
En octubre pasado el general Michael Carey, quien estaba cargo de las instalaciones de ICBM, fue expulsado de su puesto por estar en estado de ebriedad durante un ejercicio nuclear en el exterior, y fue reemplazado por el mayor general Jack Weinstein.
El Pentágono anunció el 15 de enero pasado que durante una investigación sobre posible uso de drogas, descubrió que 34 oficiales conocieron con antelación y compartieron entre sí las respuestas a una prueba en la que debían demostrar el dominio de sus deberes y aspectos del lanzamiento de los misiles a su cargo.
Todos ellos perdieron su autorización de acceso a secretos y pasaron a otras funciones mientras continuaba la investigación, que ahora involucró a varias docenas más de militares.
La secretaria de la Fuerza Aérea, Deborah Lee James, reconoció la semana pasada que existen problemas de fraude y uso de drogas en varias bases de misiles nucleares estratégicos del Pentágono.
Un informe confidencial filtrado a medios de prensa en 2013 reveló que casi una veintena de oficiales de la 91 Ala Coheteril con sede en la Base de la Fuerza Aérea de Minot, Dakota del Norte, fueron relevados de sus cargos tras obtener resultados negativos en un ejercicio de lanzamiento.
La Fuerza Aérea posee 450 ICBM que supuestamente deben estar en estado de alerta en todo momento, con un contingente de unos 500 oficiales que controlan el lanzamiento de esos medios.
Tomado: Contrainjerencia