Una de las tantas víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) fue la educación en Chile, que de un concepto de enseñanza para todos fue convertida en mecanismo de mercado, aseguró hoy un exministro del gobierno del presidente Salvador Allende.
"Los problemas que hoy afectan a la educación en Chile, la calidad de la enseñanza, el lucro, la gratuidad, no eran temas pendientes del período de la Unidad Popular", declaró a Prensa Latina Aníbal Palma, quien ocupara la cartera de Educación en 1972.
Recordó que todos los ciudadanos tenían acceso a la enseñanza pública gratuita, y que incluso en el nivel básico los estudiantes recibían desayuno y almuerzo escolar, y medio litro de leche diario sin pago alguno.
"Se hizo también un gran esfuerzo en lo referente a la calidad, los establecimientos estatales competían y sobrepasaban en cuanto a calidad a los particulares, ampliamente", rememoró el político del Partido Radical, quien fuera detenido en el Palacio de La Moneda el 11 de septiembre de 1973, el mismo día del golpe de Estado.
Palma, que a la sazón ya no ocupaba la cartera de educación, sino la secretaría general de Gobierno, permaneció encarcelado durante casi tres años en varios centros de reclusión de la dictadura, entre ellos Isla Dawson y Tres Alamos. Luego salió al exilio en la entonces República Federal de Alemania.
"Cuando llegamos al poder existía el problema del acceso a la educación, que también logramos superarlo. Estaba presente sobre todo en las enseñanzas básica y media, no había suficientes establecimientos educacionales para dar respuesta a la demanda de ingreso", recordó el extitular.
La solución llegó en breve tiempo y de forma simple, rememoró Palma, al precisar que se establecieron clases en dos y hasta tres jornadas en los mismos centros de estudio, para aumentar el aprovechamiento de los locales, ya que no existían posibilidades de construir otros de manera acelerada.
"El ministerio de Educación fue el que tuvo el más alto presupuesto entre las carteras del Estado, y en muchas cosas nos inspiramos en realizaciones que tenía la Revolución cubana en materia educacional", señaló el exministro.
En sus relatos tras 40 años del golpe de Estado, Palma destacó su viaje a Cuba al frente de la delegación de Chile a las celebraciones del 26 de Julio en la isla en 1972, cuando habló en la Plaza de la Revolución por instrucciones de Allende, ya que las autoridades cubanas solicitaron la palabra de varios visitantes a los festejos por el Día de la Rebeldía Nacional.
Durante su estancia en la nación caribeña visitó varios establecimientos educacionales, donde corroboró el esmero en potenciar la formación del hombre nuevo y su desarrollo cultural, precisó.
"Se trata de un tema de fondo en ambos procesos, en Cuba desde que triunfó la Revolución, y en Chile con la Unidad Popular, con una política dirigida a desarrollar la educación y la cultura, porque hay una vinculación íntima entre educación, cultura y cambio, frente a educación, cultura y entorpecimiento del sistema democrático", reflexionó.
En su opinión, a mayor conocimiento y mayor cultura, mejor apreciación de las condiciones, mejoras, derechos y garantías que tiene un régimen democrático; y también a mayor educación y cultura, mayor conocimiento de los defectos que un determinado sistema tiene, y el compromiso por superarlo.
"Por eso es que la educación históricamente fue victimizada y objeto predilecto de ataque por las dictaduras, como hizo Adolfo Hitler en Alemania, Francisco Franco en España, Fulgencio Batista en Cuba y Augusto Pinochet en Chile", ejemplificó.
En la nación austral, la dictadura Pinochet redujo a menos de la mitad las erogaciones públicas a la educación e incentivó los colegios privados.
De esta forma, se estableció en Chile uno de los sistemas educativos más desiguales y costosos del orbe, según un dictamen de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE).
Como consecuencia de esa ecuación, solo un 40 por ciento de los estudiantes de secundaria en el país austral asiste a colegios públicos gratuitos. Tal facilidad sigue siendo un anhelo en la enseñanza universitaria.
Un dictamen emitido por la OCDE desde 2004 refleja que "la educación chilena está influida por una ideología que da una importancia indebida a los mecanismos de mercado para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Por lo tanto, el intervencionismo activo del centro, está limitado por mecanismos de mercado".
Desde 2011, las grandes protestas estudiantiles tienen entre sus principales reclamos educación pública, gratuita y de calidad, y fin al lucro, un mal que de acuerdo con los estudiantes se entronizó con el modelo neoliberal impuesto en el país.
"Y va a caer, y va a caer, y va a caer la educación de Pinochet", es esta sin duda una de las frases más coreadas en las manifestaciones de los últimos años.
Tomado: Prensa latina