Comunidades mapuche instaron hoy al Gobierno de Chile a pedir perdón por la violencia contra ese pueblo originario, en momentos en que sectores de la sociedad piden disculpas por su actuación durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
De acuerdo con el werkén (portavoz) de la comunidad de Ranquilco, Rodrigo Curipán, las autoridades en nombre del Estado deberían pedir disculpas por los hechos ocurridos en la denominada zona roja del conflicto mapuche.
A raíz de los 40 años del golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, y las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura Pinochet, actores políticos e instituciones pidieron perdón o reconocieron fallas en su actuación durante los 17 años del gobierno de facto establecido tras el cuartelazo.
Según Curipán, citado por radio Biobío, el Gobierno debe reconocer que ha existido un genocidio por parte de las fuerzas policiales hacia su pueblo desde tiempos ancestrales.
Además del perdón, el dirigente cree que el Estado debe entregarles una solución efectiva, dirigida a la devolución de sus tierras, como una forma de ir restableciendo la paz a la región de la Araucanía.
Según los historiadores, concluida la segunda mitad del siglo XIX, el Estado chileno diseñó un plan, encausado por el Ejército, para ocupar las tierras Mapuche en el llamado proceso de "Pacificación de la Araucanía", con el cual se logró someter militarmente a esa comunidad en 1883.
Tres años después el Congreso creo la llamada Comisión Radicalizadora, que a la postre facilitó la ocupación ilegal de los predios por particulares, trayendo como resultante que solo 500 mil hectáreas quedaran en posesión de los indígenas, área muy pequeña en comparación que la que originalmente tenían.
Durante la Reforma Agraria del presidente Eduardo Frei Montalva y con más fuerza en los años de gobierno de la Unidad Popular con Allende (1970-1973), los mapuche lograron recuperar más de 80 mil hectáreas, pero tras el golpe de Estado la comunidad sufrió un nuevo revés, ya que los militares pusieron fin a la propiedad colectiva de la tierra, y con ello desarticularon una de las bases de su cultura.
Desde mediados de la década de 1990, organizaciones y comunidades mapuches se enfrentan a empresas agrícolas y forestales por la propiedad de tierras que consideran de sus antepasados.
Tomado: Prensa Latina