Los estudios acerca de la pedagogía han
demostrado, que el aprendizaje a la fuerza o cuando se infringe un castigo no
se logra. Esto parece que no lo tiene claro Santos, entendiendo que no es
pedagogo sino político y que tal vez fue víctima de este modelo educativo.
El paro agrario que ya lleva varios
días y que se ha presentado en gran parte de la geografía nacional ha evidenciado
por un lado, la pobreza del campesinado producto del modelo neoliberal y la
falta de políticas públicas relacionadas con el agro, por otro lado, la falta
de desarrollo y tecnología lo que hace deficiente las labores agrícolas de los
pequeños y medianos productores.
A estas precarias condiciones se le
agrega el problema del conflicto armado, el desplazamiento y la expropiación de
que son víctimas los campesinos. Este acumulado se evidencia en el paro, al
cual el gobierno le ha dado soluciones militares por ello actuaron como
negociadores del gobierno la fuerza pública que a su paso han dejado numerosos
heridos, sindicalista judicializados y muertos por los que nadie responde. Las brutales
agresiones de la fuerza pública han quedado registradas en diversos videos, lo
que configura una violación al derecho a la protesta, el argumento del gobierno
es que estas manifestaciones están infiltradas, por la insurgencia, con ello justifica
la agresión.
El mal desempeño del Estado como
garante de la libertad y el orden se ve reflejado, en la forma como ha
pretendido acallar el paro. Si bien, hubo algunos brotes de desordenes por
parte de unos que quisieron aprovechar el momento no justifica el accionar del
ESMAD, que en algunos casos se unió a los civiles con el argumento de buscar
protección. La pregunta que surge es de qué forma va actuar la ley si los
hechos vandálicos son los mismos. O estos hechos no se judicializan por ser al
lado de la fuerza pública.
Frente a la incapacidad del Estado
sobre la solución a los problemas sociales, el vehículo adecuado para Santos es
ordenar la militarización de la capital y sitios donde el paro no se levante,
la autoridad del Estado se limita a contener el descontento social con ello
pretende dar la idea de un orden inexistente, lo que parece poco probable, si nos
ajustamos a la historia de las luchas sociales en el país. Las medidas de
fuerza solo han llevado a la agudización de los conflictos sociales, solo basta
echarle un vistazo a la historia de las FARC o ELN, para entender que la letra
con sangre no entra.
La militarización del país puede significar que
se contenga el descontento social, a partir del miedo y la represión, pero no soluciona los problemas reales solo los aplaza. Este hecho podría explicar
lo que ha venido ocurriendo con el paro nacional agrario. Los campesinos han
hecho su propio aprendizaje, a partir de su experiencia están demostrando su
capacidad de organización y decisión para ser parte activa de su propio
desarrollo. Estos nuevos aprendizajes suponen que se está perdiendo el miedo al
castigo y que la letra con sangre solo deja brutalidad.