Desde mediados del siglo XX, Estados Unidos y su Agencia Central de Inteligencia (CIA) figuran en múltiples informes académicos y periodísticos como los actores extranjeros con mayor número de intervenciones políticas y militares en el mundo.
Aunque ni la CIA ni el gobierno estadounidense confirman oficialmente su participación en golpes de Estado, los registros históricos y documentos desclasificados evidencian una política exterior sostenida basada en operaciones encubiertas y acciones de influencia global.
Intervenciones y estrategias encubiertas
Desde su creación en 1947, la CIA combinó labores de inteligencia con operaciones clandestinas. Bajo el argumento de proteger los intereses de Washington, la entidad operó con frecuencia al margen del derecho internacional.
Entre 1982 y 2019, Washington participó en 350 intentos de golpe de Estado, de los cuales 150 alcanzaron su objetivo, según un informe del Cline Center de la Universidad de Illinois.
Las operaciones incluyeron financiamiento a opositores, respaldo a grupos armados y acciones encubiertas de desestabilización política.
Durante la Guerra Fría, la CIA aplicó la Doctrina Truman, que justificó acciones preventivas contra gobiernos sospechosos de simpatizar con el comunismo.
Los métodos más recurrentes incluyeron golpes de Estado, asesinatos políticos, campañas de propaganda, bloqueos económicos y manipulación de procesos electorales.
Un reporte del The Washington Post señaló que la manipulación de comicios extranjeros se convirtió en una de las tácticas más exitosas del gobierno estadounidense.
Los resultados de esos procesos, según el informe, aumentaron la inestabilidad interna y el riesgo de guerras civiles en los países afectados.
América Latina: epicentro de las operaciones
América Latina y el Caribe concentraron la mayoría de las operaciones estadounidenses. En 1954, la CIA organizó la Operación PBSuccess, que derrocó al presidente guatemalteco Jacobo Árbenz.
En 1961, la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba buscó el derrocamiento de Fidel Castro. En 1964, el presidente brasileño João Goulart fue depuesto con apoyo logístico de Washington.
Luego en 1973, documentos desclasificados confirmaron que el gobierno de Richard Nixon financió acciones para desestabilizar a Salvador Allende en Chile.
En 1976, Estados Unidos respaldó a las Fuerzas Armadas argentinas en la instauración de una dictadura militar en el marco de la Operación Cóndor.
Durante el siglo XXI, el patrón de intervenciones no desapareció. En 2009, el golpe contra Manuel Zelaya en Honduras ocurrió con respaldo político de Washington.
En 2019, la renuncia de Evo Morales en Bolivia fue considerada una maniobra alentada por Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos.
Venezuela en la mira: golpes, sanciones y despliegue militar
Venezuela resulta uno de los escenarios más visibles de las tensiones entre Estados Unidos y gobiernos latinoamericanos en el siglo XXI.
En abril de 2002, durante el intento de golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, sectores opositores recibieron respaldo financiero y asesoría desde instituciones vinculadas a Washington.
Durante 2019, la autoproclamación de Juan Guaidó como “presidente interino” fue reconocida de inmediato por el gobierno de Donald Trump.
Tomado: Tercerainformacion