Un grupo de activistas en defensa de los Derechos Humanos llevaron este lunes a la Casa Blanca una petición avalada por más de 70.000 firmas para que el presidente estadounidense, Barack Obama, ponga fin a las deportaciones de personas indocumentadas.
Sin embargo, agentes del Servicio Secreto impidieron la entrega del documento a los integrantes de United We Dream, America’s Voice y el Centro de Trabajadores de Nueva Orleans para la Justicia Racial, argumentando que carecían de autoridad para recibirlo.
El presidente no tiene más opción que actuar, explicó Cristina Jiménez, cofundadora de United We Dream, la mayor organización de jóvenes inmigrantes del país.
Jiménez criticó la inacción de los republicanos para legislar en esta materia, mientras prometió que los grupos a favor de una reforma migratoria seguirán presionando al mandatario, añadió.
Desde que Obama llegó a la Casa Blanca (2009), más de dos millones de personas han sido deportadas, lo cual supera las cifras registradas durante el gobierno de George W. Bush (2001-2009) y más del doble de las reportadas durante el mandato de William Clinton (1993-2001), confirman datos oficiales.
Tal récord ha llevado a organizaciones de defensa de derechos civiles y a legisladores como el demócrata por el estado norteamericano de Illinois, Luis Gutiérrez, a calificar a Obama como deportador en jefe.
El Senado federal, bajo control de los demócratas, aprobó en junio de 2013 una medida que avanza en el tema del otorgamiento de la ciudadanía, mientras que la mayoría republicana en la Cámara baja aboga por tratar el asunto de manera fragmentada y sin posibilidades de optar por la naturalización.
Ante la inacción en el Capitolio, el gobernante advirtió semanas atrás que empezaría a dictar órdenes ejecutivas para paliar el quebrado sistema migratorio nacional.
Unos 600 mil jóvenes indocumentados, traídos a Estados Unidos siendo niños por sus padres, se han beneficiado del Estatus de Protección Temporal o del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Deferred Action for Childhood Arrivals), más conocido como DACA, aprobado en junio de 2012 por la administración demócrata.
Sin embargo, estos jóvenes, conocidos como dreamers, han visto como muchos de sus padres han sido expulsados a su país de origen ante la ausencia de una cédula de identidad.
Una de las medidas que sopesa la Casa Blanca es la emisión de permisos de residencia para los padres de los dreamers, a fin de evitar la deportación de familias.
Prensa Latina