La alianza militar calificó de “intervención militar” rusa la rebelión en el este ucraniano. Hoy se reúnen los 28 miembros de la Unión y de la OTAN para discutir nuevas sanciones contra Moscú. El FMI envía fondos a Kiev.
La OTAN exigió a Rusia que cese sus “acciones militares ilegales” en Ucrania, pero el presidente ruso Vladimir Putin contestó que había que “obligar” a Kiev a negociar con los separatistas prorrusos. “Condenamos firmemente el permanente desprecio de Rusia a sus obligaciones internacionales”, declaró el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, tras una reunión urgente de los embajadores de los países miembro en Bruselas. “Instamos a Rusia a detener sus acciones militares ilegales, a cesar su apoyo a los separatistas armados y tomar medidas inmediatas y verificables para una desescalada de esta crisis”, agregó Rasmussen. Alemania y Francia ayer alzaron el tono, calificando de “intervención militar” la acción de las fuerzas rusas en Ucrania y “pidiendo que cese el ruido de botas rusas”. La situación puede quedar “fuera de control” y de-sembocar en una “confrontación inmediata” entre tropas rusas y ucranianas, dijo en Milán el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.
Esta tarde, los jefes de Estado y de gobierno europeos van a analizar en Bruselas la eventualidad de nuevas sanciones contra Rusia, acusada de desplegar tropas en Ucrania, lo que aumenta el peligro de una guerra frontal entre estos dos países. Los 28 endurecieron sus sanciones contra Moscú a fines de julio, golpeando de lleno la economía rusa, y podrían hacerlo aún más para presionar a Putin. “Hemos hecho saber claramente que se prevén nuevas sanciones en caso de una nueva escalada”, recordó la canciller alemana Angela Merkel. “Hay consenso en cuanto a que se necesita una respuesta más fuerte”, indicó una fuente diplomática europea. El presidente saliente da la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ayer llamó por teléfono a Putin y le advirtió que cualquier nueva “desestabilización” de Ucrania tendrá un “alto costo” para Rusia, y condenó las “operaciones militares rusas” en el país vecino.
Ucrania pidió a los europeos ayuda militar, pero esta demanda no tiene chances de contar con el apoyo de los 28. Antes de la reunión de hoy, el presidente ucraniano Petro Poroshenko se verá con el presidente del Consejo, el belga Herman Van Rompuy, que termina su mandato y podría ser reemplazado por el primer ministro polaco Donald Tusk, país que apoya a Ucrania. El ministro de Relaciones Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, por su parte, dijo el viernes que en Ucrania había una “guerra”. “Si parece una guerra, suena como una guerra y mata como una guerra, es una guerra”, escribió Sikorski en su cuenta de Twitter.
Frente a esa escalada, el gobierno de Ucrania anunció su intención de reactivar el pedido de adhesión a la OTAN. Rasmussen recordó “la decisión tomada en 2008 por la OTAN según la cual Ucrania sería miembro” de la organización. Cada país tiene “el derecho de decidir por sí mismo, sin injerencia del exterior”, añadió. Ucrania había renunciado en 2010 a ese proyecto bajo el gobierno prorruso de la época.
Reclamo de Putin
Por su lado, Putin dijo que había que “obligar” a Kiev a negociar con los separatistas. “Hay que obligar a las autoridades ucranianas a entablar negociaciones sustanciales” sobre “qué derechos tendrá la población de Donbass, de Lugansk, del sudeste del país”, dijo el ruso. Previamente, Putin había elogiado “los considerables éxitos” de los insurgentes en el este de Ucrania, pero también elogió a su homólogo ucraniano Poroshenko diciendo que era un “socio con quien se puede dialogar”, según un avance de una entrevista televisiva difundido ayer.
En ese programa, que será emitido en su totalidad mañana por el Canal Uno de Rusia, Putin afirma además que Poroshenko dio su acuerdo para el envío de ayuda rusa al este de Ucrania por ferrocarril. Putin había pedido incluso que se abriera un “corredor humanitario” para las tropas ucranianas rodeadas por los insurgentes en la ciudad de Ilovaisk, 40 kilómetros al sudeste de Donestk. Pero el portavoz de Defensa ucraniano, Andrii Lyssenko, dijo ayer que “Ucrania no entregará las armas y no se arrodillará ante el agresor”.
Por su parte, Didier Burkhalter, jefe de la OSCE y presidente de la Confederación suiza, martilló ayer en cuanto a que la integridad territorial y la soberanía de Ucrania deben ser respetadas. “Cualquier falta al respecto sería contraria al derecho internacional y a los principios fundamentales de la OSCE”, subrayó.
Ucrania pidió a los occidentales “sanciones significativas”, además de ayuda militar. Como suele ocurrir cuando hay amenazas de sanciones, Moscú esgrimió ayer el arma del gas. El ministro ruso de Energía advirtió que hay “elevados riesgos” para la entrega de gas ruso a Europa este invierno, ya que puede ser “ilegalmente captado por Ucrania para sus propias necesidades”. Siempre en el frente económico, el FMI desbloqueó una nueva ayuda de 1400 millones de dólares para Ucrania, que atraviesa, más allá de la guerra, una grave crisis económica.
En el terreno militar, Kiev admitió que “tropas rusas” tomaron el jueves el control de la ciudad costera de Novoazovsk, situada cerca de la frontera rusa. Esta ciudad balnearia está ubicada a cuarenta kilómetros del estratégico puerto ucraniano de Mariupul, en el mar de Azov, y tiene 460.000 habitantes. En Novoazovsk, rebeldes armados patrullan incesantemente la ciudad en camionetas, haciendo ondear banderas rojas con una cruz azul. Lo mismo ocurre con los blindados estacionados en los accesos a la ciudad. El gobernador de la región de Donetsk, Seguei Taruta –favorable al gobierno de Kiev– llamó a los habitantes del puerto a crear un “batallón” para defenderse de los rusos.
La ciudad está estratégicamente situada entre la frontera rusa y la península de Crimea, anexada por Moscú en marzo. Ayer, sus habitantes huían ante el avance de los rebeldes prorrusos. Según un informe de la ONU publicado este viernes, 2593 personas ya han muerto desde mediados de abril en este conflicto.
Tomado: Pagina/12