Santoyo jefe de seguridad del
entonces nefasto presidente Álvaro Uribe, y considerado uno de sus mejores
hombres, fue sentenciado a 13 años de prisión en una corte de EEUU, por aceptar
sobornos de un grupo paramilitar, luego de declararse culpable. Este pro-hombre
de la patria se unió a delincuentes que cometieron toda clase de crímenes y
violación a los derechos humanos, muy
seguramente dirán algunos para defender la “democracia” movido por el deseo de
erradicar a la insurgencia. Pero eso sí, todo fue a espaldas de su jefe Uribe, aunque los hechos por los cuales
lo sentenciaron se cometieron cuando fungía como jefe de seguridad.
Vale decir, que Santoyo está siendo
condenado por colaboración a grupos terrorista, hechos que deberían ser de
competencia de la justicia colombiana, pero en Colombia hasta ahora no se ha
informado si la fiscalía ha abierto una investigación, con la aprobación del
fuero penal militar casos como estos pasaran a la justicia militar. Vale decir, que el Estado colombiano continúa
pagando su mesada pensionar. Mientras las victimas esperan que algún día se
haga justicia, así sea en una corte de EEUU.
Llama la atención la condena tan
reducida, serán los buenos oficios del jefe Uribe y la postura del gobierno
colombiano quién le ha restado importancia a los graves delitos cometidos por
el buen muchacho, además general de la nación ascendido por un congreso
corrupto, descompuesto con vínculos con los paramilitares. En lo que se puede
llamar la captura del Estado por el paramilitarismo, que como jefe supremo tuvo
a Álvaro Uribe, sobre quien recaen denuncias por vínculos y patrocinio de estos grupos.
Si los organismos de justicia llegasen a probar
estos vínculos, estaríamos hablando del Estado fallido, un sistema que se apoyo
en una democracia inexistente, a través de la fuerza logró consolidar un
gobierno y desatar una violencia generaliza, que no corresponde a una
democracia. Es decir, Colombia no puede ser vista como la democracia más
estable y antigua de la región. A los estudiosos del tema del corresponde la
tarea de contarnos qué paso con el Estado durante este largo periodo.