Engels murió el 5 de agosto de 1895. De él se puede decir lo que él dijo de Marx: «La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos».
Frente a la tumba de Marx, Federico Engels pronunció uno de los homenajes más hermosos que se han escrito de persona alguna. Científicos ambos, Engels recuenta al hombre de ciencia que había muerto y lo ubica junto a las figuras más altas del intelecto humano. Engels, sin pretenderlo, escribía también un
homenaje a su propia estatura. Hombre prolífico de pensamiento y acción, su libro sobre las condiciones de trabajo de la clase obrera en la Inglaterra de la época fue un texto que le hizo ver a Marx –el genio lo confesaría– una realidad más allá de las fronteras de su país, para confirmar así el carácter supranacional de la lucha del proletariado.
Como su hermano de lucha, Engels fue «el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él».
Teórico, soldado, innovador técnico, luchador incansable, amigo fiel, líder incorruptible y enamorado incorregible, Engels es el Che de su época, y el Che es el Engels de la nuestra. En el Manifiesto Comunista el estilo «fogoso» de Engels se deja ver por todo el texto; en los últimos tomos y el prólogo a El Capital, el formidable pensador científico se deja ver como la simbiosis más perfecta que ha existido entre dos pensadores.
No estamos librando una lucha como la del aldeano que cree que el mundo es lo que alcanza a ver desde el portal de su casa. Ese que sigue pensando que mortificar al que le quitó la novia restablece el balance universal. Nuestra lucha, desde la capacidad de ver de Engels, es de otra naturaleza, y va más allá de las percepciones inmediatas, para proyectar la necesidad de seguir luchando por un mundo que rebase la prehistoria humana. Vida eterna, combatiente. Los que hemos decidido conquistar una segunda oportunidad sobre la tierra te revindicamos, aquí, ahora, en esta Isla y en esta encrucijada temporal del planeta, donde frente al cada vez más estentóreo aullido de la muerte, levantamos la Patria como ese locus universal donde el ser humano ha de conquistar el paraíso con todos y para el bien de todos.
Tomado: granma