Egipto inició el primer día laboral de la semana lleno de incertidumbre tras un fin de semana de atentados dinamiteros, disturbios callejeros y choques armados que tienden a aumentar.
Las celebraciones la víspera del inicio de las protestas que obligaron a renunciar al expresidente Hosni Mubarak hace tres años estuvieron marcadas por un encono que dejó 49 muertos y más de medio centenar de heridos, acorde con la ilegal Hermandad Musulmana (HM).
En ese contexto está claro que los rivales están dispuestos a todo: los islamistas a un intento desesperado por recuperar el terreno perdido, incluido el poder; y el Gobierno interino, apoyado por los militares, con la decisión explícita de liquidarlos como fuerza política.
La jornada de violencia comenzó el viernes con cuatro atentados dinamiteros, uno frente a la Dirección de Seguridad de esta capital, que dejó cuatro muertos y 76 heridos, seguido de dos ese mismo día e igual cantidad el sábado, con saldo de otros dos víctimas fatales, a las que se sumaron otras 15 en choques con la Policía en todo el país.
Los número difundidos hoy por el Ministerio de Salud dan cuenta de 250 heridos, que sumados a los muertos dan una idea de la violencia prevaleciente pues equivalen a un combate entre dos ejército, además de casi mil 100 detenidos, acorde con los medios autorizados.
Una organización armada clandestina, Ansar Beit Al Maqdis, reivindicó además de los atentados del viernes y el sábado, ataques contra un campamento policial en Suez y a un ómnibus policial en la península de Sinaí, el último con saldo de cuatro muertos y nueve heridos.
Asimismo reivindicó el derribo de un helicóptero militar en la península de Sinaí, el cual medios castrenses atribuyeron a una falla mecánica.
Medios de difusión y gobiernos extranjeros pidieron mesura a los contendientes, pero es evidente que la exhortación caerá en saco roto ya que la brecha que separa a ambos tiende a profundizarse y no se prevé una fórmula para cerrarla.
Por el contrario, para hoy está anunciada una alocución del país del presidente interino, Adly Mansour, en la que se espera el anuncio de la convocatoria a comicios presidenciales y legislativos y, no se descarta, la proclamación del estado de emergencia dada la gravedad de la situación.
La famosa plaza capitalina Tahrir fue escenario la víspera de una concentración para conmemorar el inicio de la revuelta que destronó a Hosni Mubarak en 2011, devenida manifestación de apoyo a la candidatura presidencial del general Abdel Fattah El Sisi.
Hombre del momento para los adversarios de las fuerzas islamistas, el ministro de Defensa militar se ha erigido en la Némesis de los "ikjuan", nombre en árabe de los miembros de la HM, que piden su procesamiento por traición.
Tras el bullicio y los miles de fuegos de artificio disparados hasta entrada la noche de este sábado, la famosa plaza Tahrir presenta hoy un aspecto desolado, cerrada a los vehículos y custodiada por un fuerte contingente militar apoyado por carros de combate.
Tomado: Granma