Una vez más la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas se equivoca con Siria y se aparta de la negociación política. La resolución es de condena al Gobierno Sirio y reafirma el rol de interlocución de una oposición fragmentada cuya expresión mayor es el terrorismo.
LAS BANDAS ARMADAS CON APOYO INTERNACIONAL HAN DESATADO UNA VIOLENCIA SIN PRECEDENTES EN SIRIA.
Las Naciones Unidas continúa empantanada por la obstinación de Estados Unidos, Reino Unido y Francia en justificar una intervención militar disfrazada a través de la infiltración de grupos armados por la frontera Siria de 1 500 kilómetros.
La resolución de todas formas fue un retroceso para la coalición que inventó esta guerra. Respecto a la resolución de agosto del año pasado, podría ser considerada una victoria política para Siria. Los 133 votos a favor de la condena se redujeron a 107. Las abstenciones subieron significativamente de 31 en el 2012 a 59 en esta última resolución.
Al analizar el borrador de la resolución desde la perspectiva de los grupos armados que han generado la destrucción en Siria, se trata de un nuevo impulso en esta dirección. Sin embargo, Siria no está sola, y el expediente del terrorismo como arma principal del plan de derrocamiento está siendo observado con mayor profundidad.
Es justa la crítica que se le hace a Estados Unidos respecto de haber apoyado la resolución que impulsa la vía militar cuando hay una conferencia de negociación política ad portas a comienzos de junio. Esto es grave porque se trata en el fondo de derrotar al ejército sirio en una batalla contra el tiempo con la estrategia del desgaste en ambos frentes, el político y el militar. Ya sabemos qué ha sucedido con esa política en experiencias previas con Vietnam, Kampuchea y Nicaragua, prolongando un conflicto exclusivamente por mantener supremacía a toda costa. Este crimen internacional en el modelo actual de derecho internacional no tiene sanción.
En el plano militar el ejército Sirio cada vez más se posiciona en el país conteniendo la penetración y expansión territorial de terroristas y grupos armados. En Damasco, los combates de las últimas tres semanas han resultado pérdidas contundentes en los grupos armados. Localidades como Berzeh, Douma, Qabum, Eintarma, Jobar y Zamalka han sido escenarios de intercambio de fuego donde se ha constatado que los grupos armados están aprovisionados con el armamento más sofisticado y de más peso que reclamaban.
El ejército Sirio continúa recuperando zonas fronterizas con Turquía, Jordania y el Líbano, e Iraq ya ha establecido una zona de contención sólida en la parte central del país.
Aleppo por el norte ya no fue el Benghazi de Libia y no va a ser centro operacional para posicionar a los grupos armados en el resto del país, haciendo el diseño Libia obsoleto. En la actual situación, con un ejército nacional que avanza para proteger la integridad territorial de la intervención extranjera, es indispensable referirse a la persistencia de Estados Unidos y sus principales aliados de continuar armando los grupos de oposición que han sido absorbidos por el protagonismo de los actos terroristas.
Cualquier descripción de la situación indica que el ejército se posiciona en el país y al mismo tiempo la población al interior de Siria apoya la conducción del gobierno. La gente entiende que esta es una guerra entre sirios y extranjeros vinculados a sirios de la oposición en el exterior que han traicionado a su país. Este es el punto mayor por el cual la oposición política al gobierno solo está interesada en el derrocamiento del gobierno o la partida de Bashar al Assad. Es la única credencial después de haber contribuido significativamente a los cien mil muertos de que se habla. Y, digámoslo claro, ¿quién se hace responsable del manejo audaz y ligero, que se hace de estas cifras cuando existe un mar de drama humano detrás de todo eso?
El rol de las agencias de inteligencia tanto de Israel, como de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Turquía ha sido fundamental para distorsionar la verdadera realidad en Siria generando expectativas de que los llamados rebeldes pudieran derrotar al ejército Sirio. En este sentido estamos frente a otra atrocidad, incluso mayor que la cometida con Iraq, cuando se alteró la información de inteligencia, lo que hizo que Estados Unidos rechazara opciones para evitar la invasión. Estados Unidos y Gran Bretaña sabían de esa manipulación de evidencias, y ambas administraciones, como se sabe, ya habían decidido invadir Iraq con o sin pruebas.
Con Siria se está a punto de cometer el mismo crimen internacional a través de la utilización de actores que se han prestado para la comedia. Si el presidente Barack Obama aborda las negociaciones con Rusia con la idea de que Bashar al Assad abandone el gobierno, equivaldría a escoger la continuidad del conflicto armado. Sería un estímulo crucial para fomentar más caos y persistir con el error político que lleva más de dos años. Un error en política internacional de cien mil muertos y varios millones de afectados. (Extractos tomados de ARGENPRESS.info)
*Juan Francisco Coloane es miembro de la delegación de periodistas de visita en Siria.
Tomado: Granma