Luego
de las pasadas elecciones para Congreso se dejó en evidencia que nos siguen
gobernando las mismas élites de siempre, mantienen el poder intacto, a pesar,
de tener sumergido el país en una crisis no solo institucional, sino sumergida
en la pobreza sin educación, salud, vivienda y empleo. Como si esto no fuera
suficiente, en guerra la que muchos políticos aspiran continuar, esto por las
amplias ganancias que deja para empresarios, políticos, multinacionales, medios
de comunicación, entre otros, es más rentable apostarle a la guerra, con ello
se justifica la falta de políticas públicas, el desarrollo y las grandes asimetrías
sociales y se excusa al incapaz que nos gobierna.
Por
ello, en la pasada campaña electoral no se dieron debates, hasta en eso los
políticos han perdido el respeto por el país, consideran que solo con su nombre
el elector tiene el deber de votar, bueno sin olvidar el tamal, porque hasta se
volvieron tacaños, antes la lealtad hacia un político se media por la cantidad
de tejas o baterías sanitarias, incluso algunos ofrecían dinero. En el sistema
democrático colombiano esta es la única participación del electorado, todo lo
demás es simple retorica.
En
este nuevo proceso electoral, parece que los candidatos no han logrado
convencer ni a los más incautos, pues Santos que cuenta con todo un entramado
burocrático y que además desde tiempo
atrás prometió regalar casas (100 mil), apostarle al agro, solo ha logrado
ofrecerle nuevos proyectos a las multinacionales, convertir al país en un
atractivo para la explotación y depredación de los grupos financieros,
corporaciones y mercenarios que ven fuente
de capital al más bajo costo y grandes beneficios.
Pues,
si tenemos que hacer un balance del gobierno de Santos, encontramos que los temas
sociales siguen en la misma dinámica, la reforma a la educación, está
estancada, pasados 3 años desde que los estudiantes se declararon en paro, el
debate concluyó sin siquiera una propuesta para la discusión, la ministra sigue
en su puesto a pesar, de seguir siendo calificados como los peores en las
pruebas PISA, así mismo ha pasado con la reforma a la salud, se siguen cerrando
hospitales, la gente no recibe atención oportuna y el sistema está colapsado,
por lo que para el gobierno es mejor que mueran, con ello deja de atender a los
pobres que recorren los hospitales. Sin contar con el incumplimiento del pacto
agrario, con lo cual los campesinos han amenazado otro paro, cabe recordar que
Santos dijo hace algún tiempo que la transformación del agro se hacía con o sin
las FARC, esto con el fin de dejar sin piso político los acuerdos de La Habana.
En
este nuevo escenario político, se puede decir, que el país no ha despegado
hacia el siglo XXI, pues los gobiernos se han dedicado a la guerra, los TLC, a
otorgarles concesiones a las multinacionales, mientras al interior de la
sociedad existe una crisis social no solo por la falta de políticas, sino por
la falta de empleo, vivienda, la informalidad recorre el país, frente a este
panorama la única solución para el gobierno es aumentar el pie de fuerza. Mientras
el gobierno pretende hacer cree que vamos por buen camino, lo que predomina es
la exclusión social, como forma de gobierno. Vale decir, que el debate de ideas
y propuestas para este gobierno no existen, pues confía permanecer en él, a
través del clientelismo, la corrupción que no es nuevo.
Por
otro lado, están las demás candidaturas, que en materia de políticas públicas,
siguen la misma dinámica. Peñalosa quien aspira llegar a la presidencia por la llamada Alianza
Verde, no ha logrado convencer ni al interior de su colectividad, carente de propuestas
sociales enmarcadas en profundizar el
modelo económico, ligado a las élites urbanas y terratenientes. Siguiendo la
misma línea se encuentra el candidato uribista, sin nada nuevo que mostrar,
aspira hacer de la guerra la mejor manera de gobernar, por ello promete acabar
con la mesa de diálogo en La Habana, sin este sustento su programa de gobierno
no daría resultados visibles. Salvo unos cuantos escándalos en materia de
corrupción, parapolítica y más de lo nuevo y novedoso que resultaron los 2
gobiernos de Uribe.
Por
el lado de la izquierda, las divisiones internas no han logrado siquiera
consolidar un partido político que aglutine a todos los sectores sociales
inconformes. Con lo que se podrían convertir en la verdadera opción, encaminada
al desmoste del modelo neoliberal. Esta crisis por la que atraviesa la
izquierda le resta credibilidad frente al electorado que no siente
representado sus intereses, lo que convierte a la candidatura de Clara López,
con un acto más simbólico que de representación de unas masas inconformes y
marginadas.
En
últimas se puede decir que en Colombia carecemos de un líder por lo que Santos seguirá
más por inercia que por capacidad, si después de todo ya nos han gobernado Uribe,
Pastrana, Samper, Gaviria; entre muchos otros corruptos, ineptos, ignorantes y
delincuentes.