El jueves pasado Estados Unidos conmemoró un nuevo aniversario de la firma del Acta de Derechos Civiles a partir de la cual se prohibió todo tipo de discriminación -por motivos de color, religión, género u origen- en la sociedad. Sin embargo, a 50 años del histórico documento, el persistente racismo y desigualdad caracterizan aún a la nación.
El 2 de junio de 1964, fue finalmente firmada la legislación por el entonces presidente Lyndon B. Johnson. Durante esta semana, el presidente Barack Obama y los ex presidentes Jimmy Carter (1977-1981), Bill Clinton (1993-2001) y George W. Bush (2001-2009) disertarán, junto a otros líderes políticos, en la Cumbre de los Derechos Civiles en la Biblioteca Presidencial de Johnson en la ciudad de Austin (Texas).
Carter, quien expuso este miércoles, lamentó que los progresos en lo referente a la desigualdad racial de las últimas décadas “han sido más tímidos de lo esperado”. Además señaló la existencia de “una importante disparidad en términos de desempleo y en calidad de la educación”.
La discriminación hacia la población afrodescendiente continúa siendo parte de la realidad del país, de acuerdo a los datos oficiales de febrero la tasa de desempleo en la población negra es de un 12 por ciento, frente a un 6 por ciento de la población blanca.
Asimismo, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres persiste donde se destaca un 40 por ciento de mujeres latinas que trabajan en el sector de servicios y otras ocupaciones que reciben salarios de pobreza, lo mismo ocurre con el 32 por ciento de las afrodescendientes y el 14 por ciento de las mujeres blancas, de acuerdo a un reciente estudio del Instituto de Investigación sobre Políticas para las Mujeres (IWPR, por sus siglas en inglés).
Los inmigrantes son tratados como ciudadanos de segunda clase. La discusión sobre la reforma migratoria que afecta a más de 11 millones de indocumentados en el país es uno de los grandes saldos del Gobierno de Barack Obama, quien prometió la legislación como parte de su campaña presidencial hasta caracterizar su administración por la constante criminalización y persecución de la población inmigrante, con 2 millones de personas deportadas -la mayor cifra alcanzada en el país-.
Recientemente, un informe del Departamento de Educación, destacó la discriminación y disparidad racial que existen en las escuelas estadunidenses. Los niños negros por ejemplo, son suspendidos de los colegios tres veces más que los blancos.
Por otro lado, negros e hispanos representan el 60 por ciento de la población carcelaria en el país, alcanzando el 90 por ciento en algunas de las prisiones privadas, de acuerdo al informe de la Universidad de California-Berkeley.
A su vez, en varios estados como Alabama, Arizona y Texas, persisten intentos por impugnar una parte del Acta de Derechos del Votante, que evita posibles procedimientos racistas en las elecciones generales.
Tomado: tercerainformacion