El
24 de noviembre según cuentan, se va a celebrar la firma del Acuerdo de paz,
que tuvo como fin la terminación del conflicto armado, entre Juan Manuel Santos
y Timochenko, lo que algunos han llamado el pacto Santos-Timochenko, aunque,
del Acuerdo que se proponían firmar, ya había sido desmantelado por los que
votaron el NO, este fue el otro pacto de Santos-Uribe. Lo que significó la
estocada final, no solo a la guerrilla de las FARC, sino a la etapa revolucionaria
de muchos, que soñaron con cambiar la realidad que les tocó vivir.
Como
entender que la guerrilla experta en temas de negociación, iba a caer en el
cuento que Santos les pintó siendo uno de los representantes de la élite, que
soñaron siempre con la derrota, sin siquiera tratar de ajustar un programa de
gobierno a las necesidades de los campesinos y los pobres que son la mayoría.
Santos
tenía claro con quien quería negociar y con quien no, en la primera fase
exploratoria según los mismos protagonistas han contado; Timochenko tuvo encuentros
exploratorios con Hugo Chávez, donde discutieron una noche entera sobre temas
de paz, no sabemos que otros temas, con el beneplácito de Santos, Chávez debió
en el encuentro que tuvieron en Bogotá y Cartagena, informarle a Santos, sobre
lo sucedido en ese encuentro con Timochenko, de lo que hablaron. Santos tomó la
decisión que su interlocutor válido era Timochenko y no Alfonso Cano, sabía que
el intelectual de las FARC no se iba a dejar convencer por cantos de sirena, conocedor
del país como ningún otros, no iba a dar su brazo a torcer como si lo hizo
Timochenko- Márquez, los dos que le rehuyeron a la confrontación, no le
pusieron el pecho al Plan Colombia, como lo hizo Cano y otros.
Fue
tal el desespero de algunos por firma la “paz” que según cuentan a los dos días
del asalto y asesinato de Alfonso Cano, Catatumbo seguro ebrio, pero no de
tristeza por la muerte de su jefe, mando su emisario para que le llevara el
mensaje a Santos, que ellos seguían con la negociación, con el cuerpo del
comandante todavía caliente, es más le llegó primero la razón a Santos, que el
cuerpo de Alfonso Cano a Bogotá, el trofeo que la derecha le mostró al mundo.
Santos confeso que lloró de la risa, al calor de Cartagena y con un whisky para
brindar.
Según
las crónicas de uno de los más cercanos de Timochenko, este se encontraba en La
Habana, desde que se iniciaron los encuentros, lo que quiere decir, que le huyo
a la confrontación, no cumplió con su liderazgo, por el contrario, abandonó a
sus hombres, a su suerte, ya hoy no es extraño, en la guerrilla la cobardía y
la desmoralización eran sancionadas, ya no había quien lo sancionara, por eso,
tomó vacaciones definitivas, hasta hoy sigue vacacionando y viajando, un
lobista de la no paz.
Lo
que hace pensar que Timochenko hacía rato que el fusil le estorbaba, ya no era
capaz de cargarlo, no sabemos porque, su afán fue entregar los fieros y hacer
lo que seguro hace rato pensaba, vivir la vida que quería, la que no podía
disfrutar estando en la clandestinidad, por ello, no importó lo del plebiscito,
desmantelar la columna vertebral del Acuerdo y que la JEP, quedara convertida
en un adefesio. La que finalmente terminará quitándoles hasta el último
vestigio de revolucionarios e insurgentes, convertidos en unos matones de
vereda.
Hoy
se aprestan a celebrar los cinco años del Acuerdo de paz, con bombos y platillo
anunciaron la presencia del secretario de la ONU, António Guterres, aliado
incondicional del gobierno, al que seguro le mostraran las bondades de haber
firmado la paz, pues hasta el día de hoy van casi 300 ex combatientes asesinados
juntos con sus familiares. Los proyectos productos desfinanciados. Desde luego
que ese ya no es tema del antiguo secretariado, sus verdaderos problemas hoy,
son ubicarse mejor, a ver si la élite les da una palomita y adueñarse como lo
hicieron de las 10 curules que vale decir, no se habían ganado en la
confrontación militar.
En
la guerrilla muchos de los mandos ascendían de acuerdo a sus capacidades en la
Conferencia la máxima instancia, hoy no han desmontado su discurso, se siguen
llamando mandos al interior del partido, ¿no sabemos mandos de qué? Lo que, si
es cierto, es que este grupo de “mandos” abandonaron a su gente, los
guerrilleros de base, a su suerte, muchos de estas personas hombres y mujeres,
llegaron buscando un alivio a su pobreza, miseria y violencia, creyeron
construir un mundo mejor, la guerra los recogió y les dio cobijo, hoy la paz
los abandona, en las mismas condiciones que los recogió.
No
se puede estar celebrando un Acuerdo de paz, que se firmó a espaldas de los
insurgentes, modulado por la Corte y el Congreso, sin que la insurgencia
tuviera participación, la paz con casi 300 muertos no es paz, sino exterminio,
así los pro paz, digan que morían más en la confrontación o Iván Cepeda, diga
que lo que hizo la CPI, (cerrar investigación
preliminar a Colombia por graves violaciones a los derechos humanos) fue
darle un apoyó a la JEP, mientras las víctimas se quedaron esperando justicia.
La paz no puede ser cualquiera, ni acosta de la vida de nadie, en lenguaje
técnico se puede llamar rendición, los ex FARC todos recitan como loros estamos
cumpliéndole a la paz, pero ese era todo su proyecto, para hacer eso no
debieron empuñar un arma.
Por
eso hoy me pregunto se está celebrando los 5 años de la firma del Acuerdo de
paz, pero cual, la que se disfruta en los cementerios, la que obliga a los ex
guerrilleros a desplazarse por amenazas en contra de su vida, o la que celebran
el antiguo secretariado en Bogotá, con sueldo de congresistas, escoltas y su
nueva vida. No hay duda, porque Santos quiso negociar con Timochenko y no con
Cano, el tiempo demostró, como la falta del líder, desnudo a muchos que solo
parasitaron en la guerrilla, sin formación ideológica, con interés
personalista, hoy algunos son los nuevos ricos que esperan poderse camuflar al
interior de la derecha, mientras que otros seguirán siendo los siempre pobres.