Un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores condenó la presencia ilegal de los cientos de miles de colonos en la margen occidental y sus continuos crímenes contra los civiles palestinos.
La cancillería criticó la ampliación y la construcción de nuevos asentamientos en ese territorio y en la parte oriental de la ciudad de Jerusalén al estimar que son un freno a cualquier acuerdo de paz.
Los movimientos extremistas de esas colonias transformaron sus ataques individuales, con el apoyo oficial de Israel, en incursiones colectivas, alertó.
Al respecto, la cartera afirmó que las violaciones y los crímenes ejecutados por esas personas ya no son aleatorios sino que forman parte de una clara distribución de roles junto al Ejército.
Los sucesivos gobiernos israelíes adoptaron una política de profundización y expansión de los asentamientos para cerrar la puerta a cualquier oportunidad de crear un Estado palestino y emplean colonos para lograrlo, subrayó.
A principios de año el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (B’Tselem) aseguró que la violencia de los colonos contra los palestinos es otro método más que utiliza Tel Aviv para controlar la tierra en Cisjordania.
Ellos ejecutan una variedad de actos que incluyen agresiones físicas, lanzamiento de piedras, amenazas y hostigamiento, daños a árboles y cultivos, vandalismo de automóviles, bloqueo de carreteras e incluso disparos de munición real, destacó B’Tselem.
Las autoridades israelíes, incluidas las fuerzas de seguridad y el sistema de aplicación de la ley, son plenamente conscientes de esta realidad, pero permiten y respaldan esa violencia y luego disfrutan del resultado, subrayó.
Según diversas fuentes, unos 490 mil colonos viven en la margen occidental y otros 200 mil en Jerusalén oriental.
Tomado: tercerainformacion