Residentes, líderes comunitarios y activistas de la localidad sudafricana de Hammarsdale, en la provincia de KwaZulu Natal, vincularon hoy la creciente violencia en esa región con negocios de drogas y enfrentamientos entre bandas rivales.
Más de 20 personas han sido asesinadas en el último trimestre en ese suburbio de la municipalidad de Thekwini, y el caso más reciente fue el de una familia atacada a tiros en su vivienda que aunque aún no ha sido aclarado también se relaciona extraoficialmente con estupefacientes.
En declaraciones a la prensa, la analista Mary de Hass dijo que el tráfico de drogas se mantiene en toda esa zona y consideró que el patrón de los asesinatos refleja rivalidad entre bandas que se dedican a ese negocio ilegal.
La cantidad de dinero que genera ese tráfico permite a quienes lo realizan pagar la cooperación de policías corruptos, comentó la Hass, quien monitores la violencia en Hammarsdale.
Residentes consultados por los medios, que no son identificados por temor a represalias, dijeron que el mayor desafío que enfrentan los residentes de esa zona tiene que ver con las drogas y lamentaron que las autoridades locales no tomen las medidas para ponerle fin.
Representantes de la policía, por su parte, señalaron que apenas cuentan con 49 agentes del orden y dos vehículos para enfrentar la compleja situación y subrayaron que necesitan la ayuda del ministro Bheki Cele.
En respuesta a esos reclamos, voceros de la oficina del ministro de Policía dijeron que Cele fue informado la semana pasada de los nuevos asesinatos, pero que por el momento no existen planes de reforzar la presencia de uniformados.
En declaraciones a la prensa, la analista Mary de Hass dijo que el tráfico de drogas se mantiene en toda esa zona y consideró que el patrón de los asesinatos refleja rivalidad entre bandas que se dedican a ese negocio ilegal.
La cantidad de dinero que genera ese tráfico permite a quienes lo realizan pagar la cooperación de policías corruptos, comentó la Hass, quien monitores la violencia en Hammarsdale.
Residentes consultados por los medios, que no son identificados por temor a represalias, dijeron que el mayor desafío que enfrentan los residentes de esa zona tiene que ver con las drogas y lamentaron que las autoridades locales no tomen las medidas para ponerle fin.
Representantes de la policía, por su parte, señalaron que apenas cuentan con 49 agentes del orden y dos vehículos para enfrentar la compleja situación y subrayaron que necesitan la ayuda del ministro Bheki Cele.
En respuesta a esos reclamos, voceros de la oficina del ministro de Policía dijeron que Cele fue informado la semana pasada de los nuevos asesinatos, pero que por el momento no existen planes de reforzar la presencia de uniformados.
Tomado: Prensa Latina