El 29 de enero de 2014, con La Habana como anfitriona y la presencia de varios mandatarios de los 33 países del área, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) alzó su voz y dejó plasmado desde este lado del mundo un documento devenido compromiso permanente con la paz y la estabilidad en la región.
En aquella histórica II Cumbre de la Celac, en nombre de sus pueblos, los jefes de Estado y de Gobierno de los 33 países de este mecanismo regional ratificaron el compromiso con los Propósitos y Principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.
Desde entonces, esta ha sido una proclama clave para avanzar hacia la unidad en la diversidad y los objetivos comunes de la región.
Mañana, con Buenos Aires como capital anfitriona, los gobernantes ratificarán en su VII Cumbre la vigencia e importancia de este documento medular de la Celac.
Con un llamado a seguir avanzando en la integración y demandas claves aún pendientes, en este largo camino hasta llegar a Argentina, hoy presidenta pro tempore, en disímiles momentos el bloque ha ratificado la voluntad de alcanzar la unidad, el bienestar, la paz y la seguridad de los pueblos.
En ese rumbo, también ha dejado claro que Latinoamérica es una zona de paz y está libre de armas nucleares. Así lo ratificaron aquí en Buenos Aires, los cancilleres de la Celac en su más reciente reunión, en noviembre del pasado año.
En esa ocasión, reafirmaron que la Celac es el único mecanismo de diálogo y concertación que agrupa a los 33 países de América Latina y el Caribe, y representa la más alta expresión de la voluntad de alcanzar la unidad en la diversidad sobre la base de una agenda común.
También recordaron que “América Latina y el Caribe es una zona de paz, proclamada formalmente en la II Cumbre, una zona libre de armas nucleares, que propugna la solución pacífica de las controversias en la región y en el mundo”.
Asimismo, reiteraron la vigencia de un sistema basado en las relaciones de amistad y cooperación entre sí y con otras regiones y países sobre bases recíprocas a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza.
En medio de diversos conflictos mundiales, de tensiones y crisis políticas, desde la Celac, la Proclama adquiere mayor vigencia, hoy con una América Latina y el Caribe que apuesta con pasos firmes en avanzar en la unidad dentro de la diversidad.
Tomado: tercerainformacion