Los colombianos avivan sus esperanzas de una paz anhelada durante más de cinco décadas y le apuestan al proceso entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC-EP que, a un año de instalado, ha logrado resultados calificados de históricos.
Desde que comenzaron las conversaciones en Cuba, el 19 de noviembre de 2012, altas y bajas han marcado el ritmo de los diálogos, sin embargo las partes han ratificado una y otra vez su optimismo, voluntad y compromiso de encontrar una salida política al conflicto armado.
Las cifras hablan por sí solas: entre cuatro y cinco millones de desplazados, 220 mil muertos y más de 25 mil desaparecidos.
El 26 de mayo último el anuncio de la firma de acuerdos parciales en el primero de los seis puntos de la agenda, la política de desarrollo agrario integral, acrecentó las ilusiones incluso de los sectores menos optimistas.
Se trataba del primer acuerdo político logrado después de tres intentos frustrados de conversaciones con los gobiernos de Belisario Betancour (1982-1986), César Gaviria (1990-1994) y Andrés Pastrana (1998-2002).
Ninguno de los anteriores procesos había generado un acuerdo de fondo, y ninguno sobre un punto tan esencial como el de la tierra, considerada por la fuerza insurgente la "nuez" del conflicto que la llevó a tomar las armas en 1964.
El propio presidente Juan Manuel Santos sostuvo que nunca antes se había avanzado tanto en temas de gran complejidad.
El anuncio el 6 de noviembre pasado de acuerdos parciales en el tema de participación política llegó a muchos sectores políticos a opinar que la paz para Colombia ya es hoy irreversible.
Llegó la hora de pensar en el futuro. La generación de colombianos que está naciendo debe ser la generación de paz, subrayó Santos en una alocución pública televisada el mismo día en que llegaron desde La Habana las buenas noticias.
El país mantiene la expectativa de que ambas partes encuentren soluciones para "una paz estable y duradera", la misma con que se inició el proceso, que ha contado con el apoyo permanente de Noruega y Cuba, como garantes, y el acompañamiento de Venezuela y Chile.
Para la guerrilla es importante lograr una movilización de la sociedad en su conjunto, de los partidos de izquierdas, de la gente sin partido.
Entramos en una fase pública en la que todos tienen mucho por hacer en favor de Colombia, desde dentro y desde afuera, afirmaron al comienzo de las conversaciones.
A ese llamado han respondido diversas iniciativas de los colombianos que, mediante foros organizados a solicitud de la mesa de diálogo, congresos, y encuentros regionales, elevan sus propuestas a las partes en aras de la salida a una guerra que ha desangrado al país.
Mientras el proceso de paz avanza, diversos sectores sociales y políticos, la iglesia católica y el pueblo esperan que el presidente Santos y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) anuncien un pronto inicio de conversaciones.
Tomado. Prensa Latina