Cinco años después de las manifestaciones multitudinarias que sacaron del poder al entonces presidente Otto Pérez Molina, Guatemala vivió este fin de semana nuevas y masivas protestas contra las políticas neoliberales del gobierno.
El motivo principal fue la propuesta de presupuestos para el año 2021, aprobada en el Congreso, que aumenta sus propios ingresos y resta fondos a la Procuraduría de los Derechos Humanos. Esta decisión fue aprobada el miércoles 17, por 125 diputados y solo 19 en contra, de acuerdo con el periódico guatemalteco Prensa Libre.
La iniciativa del Parlamento volcó de inmediato a los ciudadanos a la calles y en un intento de calmar las protestas, se decidió no enviar el trámite del Presupuesto para su sanción en el Ejecutivo. Lo que al contrario de lo que se esperaba, ha generado más incertidumbre y críticas, amplía la agencia Prensa Latina.
Las manifestaciones, celebradas fundamentalmente en la capitalina Plaza de la Constitución, solicitaban también la salida del presidente Alejandro Giammattei, lo que no es de extrañar, porque el índice de aprobación del mandatario cayó en picada: del 56 %, cuando accedió al poder en enero, a solo el 30 % en julio, según un estudio de la empresa mexicana de investigación Mitofsky. A esto se suma la difícil situación que vive el país a causa de la COVID-19 y los eventos meteorológicos que han azotado a ese territorio en las últimas semanas.
Ante la solicitud de la población, Giammattei anunció que el Gobierno decidió invocar la Carta Democrática de la desprestigiada Organización de Estados Americanos (OEA), bajo el pretexto de que las protestas representan «actos de violencia» contra su administración, refirió Telesur.
Tomado: Tercerainformacion