El Ejército de Etiopía afirma controlar Mekele, capital de la región de Tigray. La toma de la ciudad se habría producido dos días después de que el primer ministrro etíope, Abiy Ahmed, ordenara el ataque final contra el Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT ). Ahora, dice, se entra en una nueva fase, en la que la policía federal debe «detener» a los rebeldes y «llevarlos ante la justicia».
«Me complace anunciar que hemos concluido las operaciones militares en la región de Tigray. Ahora nos centraremos en reconstruir la región y proveer la asistencia humanitaria, mientras que la policía federal procederá a detener a representantes del criminal FLPT (Frente de Liberación Popular de Tigray)», escribió Ahmed en la red social Twitter.
Se desconoce el número de bajas que ha habido en esta operación del Ejército. Pese a que el mandatario etíope prometió tener «mucho cuidado» para no herir a civiles, ha habido bombardeos en Mekele.
El líder del FLPT, Debretsion Gebremichael, anunció mientras tanto a la agencia Reuters que el movimiento opositor continuará luchando contra las autoridades en aras de su «derecho a autodeterminación».
Peticiones de cese de las hostilidades
La Unión Africana había solicitado el pasado jueves la detención del ataque lanzado por Addis Abeba contra la capital de la región en conflicto para evitar «una nueva tragedia humanitaria en el Cuerdo de África». Una delegación compuesta por la ex presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf, el expresidente de Mozambique Joaquim Chissano y el ex mandatario sudafricano Kgalema Motlanthe, se encuentra desde el pasado jueves en la capital etíope tratando de impedir la escalada bélica en el país que amenaza la seguridad de toda la región.
Sin embargo, el gobierno de Abiy Ahmed no había mostrado predisposición a acatar las recomendaciones de la UA, según apuntaban medios de comunicación locales, que lamentaban la recepción de los ex mandatarios «por mero protocolo».
43.000 refugiados etíopes en Sudán
El pasado 4 de noviembre las autoridades etíopes lanzaron una operación militar en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, tras acusar al Frente de Liberación Popular, el partido gobernante en la región, de haber atacado dos bases del ejército federal. El FLPT negó el ataque y acusó a Addis Abeba de inventar un pretexto para la intervención militar.
Las autoridades centrales decretaron el estado de emergencia en Tigray, por un plazo de seis meses, y establecieron un gobierno interino, con un jefe nombrado desde Adís Abeba. El nuevo Ejecutivo sustituyó al gobierno regional, salido de las elecciones de septiembre pasado que, según Adís Abeba, fueron ilegítimas, porque los comicios en el resto de Etiopía se aplazaron debido a la pandemia de coronavirus.
Cientos de personas han muerto desde inicio del conflicto armado, el pasado 4 de noviembre, y más de 43.000 etíopes han escapado al vecino Sudán. Allí ha estado este fin de semana el alto comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Filippo Grandi ha explicado que «las agencias humanitarias han pedido 147 millones de dólares para ayudar a los refugiados etíopes de Tigray y a las comunidades de acogida en Sudán durante seis meses». «Casi la mitad» de los refugiados son niños. ACNUR estima que podría haber hasta 200.000 etíopes en Sudán en las próximas semanas.
Tomado: tercerainformacion