Los crímenes de odio en Estados Unidos aumentaron al nivel más alto en más de una década, según un informe del FBI. Contra hispanos, crecieron de 485 en 2018, a 527 en 2019, y este año se incrementó la cifra a 671 víctimas. También muestra un ascenso del 7 % en delitos de odio por motivos religiosos.
Los números contra las personas de raza negra fueron de 1 930. Esos aumentos coinciden con la escalada del discurso contra los inmigrantes y el apoyo de la actual administración a los grupos supremacistas. El racismo y la xenofobia contra las minorías, así como el reconocimiento y empoderamiento de personas y grupos intolerantes y discriminatorios desde el Gobierno, fomentan estas prácticas en la sociedad estadounidense.
Podríamos citar, como ejemplo, el asesinato de 22 personas, en agosto de 2019, en un Walmart de la ciudad texana de El Paso. El autor del tiroteo, días antes, había escrito en un foro que su objetivo era «matar mexicanos».
La sociedad estadounidense sufre profundas heridas internas producto de la cultura de la violencia y el odio fraguado desde el surgimiento de la nación. El Gobierno de Trump las ha profundizado.
Tomado: Granma