En idioma mapuche, “Inchiñ” significa nosotros, nosotras o nosotres, porque en la lengua del pueblo preexistente al Estado los pronombres no denotan género. Inicialmente, la miniserie documental que lleva ese nombre, se pensó precisamente como manera de resaltar la importancia del mapuzugun pero quizá, haya superado ese objetivo. Se estrenará en Bariloche en dos funciones durante sábado y domingo (12 y 13 de noviembre) que se llevarán a cabo en la Universidad Nacional del Comahue (Quintral 1250) con entrada gratuita. Las dos citas arrancarán a las 18.30.
El Cordillerano amplió la información en intercambio por escrito con Maitén Cañicul, comunicadora mapuche a quien se debe la idea de la realización que dirigió Ailén Herradón. “En una definición específica y escueta, se rodó en varias comunidades de las zonas pewenche, wiliche y lafkenche del sur de Neuquén. Pero en una definición larga, ‘Inchiñ’ es una producción de varios años y de muchísimo laburo colectivo, de aprendizajes y de procesos individuales y colectivos”, introdujo.
Inicialmente, “nació de una necesidad personal, que luego identificamos que era colectiva. En principio, la necesidad de seguir registrando y dejando huella de nuestros procesos como pueblo mapuche, de nuestros relatos y de nuestras historias”, introdujo Cañicul. “Al principio, sinceramente, lo pensé como un laburo para nuestro pueblo, pensando en el mapuzugun, su importancia y el enorme laburo de revitalización que se viene levantando en distintos territorios”.
Pero “luego, en el trabajo con otrxs, fui también entendiendo que ‘Inchiñ’ era necesario para todxs”, es decir, “para los pueblos”. Precisamente, “intenta reflejar que somos un pueblo con todo lo que eso implica, con una diversidad generacional, de conocimientos, de territorios, de historias, pero con sueños, palabras y resistencias en común, con ideas de pueblo”, resaltó. “Y aunque suene egocéntrico, la idea era visibilizar todo lo que hacemos pu mapuche (la partícula pu pluraliza) desde nuestros trabajos en la cotidianidad de la ruca o también organizadxs y en colectivo, porque finalmente, este pueblo mapuche también está escribiendo la historia en sus acciones cotidianas”, resaltó la joven comunicadora.
Al ponerse el proceso de rodaje en marcha, “la verdad, yo no tenía mucha idea de lenguaje audiovisual, es Ailén la que sabe de eso. Yo solo sabía qué quería contar y con quiénes. Cómo hacerlo es lo que Ailén y el equipo técnico fueron laburando, en un rodaje maratónico”. Es que el proyecto tuvo que avanzar “en medio de una pandemia, con mucha gente que no pudo recibirnos. O con pu lamngen (hermanxs) que nos recibían en medio de todo ese proceso y que también tenían muchísima resistencia a las cámaras”, concedió.
Esos aparentes obstáculos implicaron “varias visitas antes. Muchos años de confianza y de trabajo en este territorio, desde los espacios de comunicación en los que construyo desde muy pequeña”. Cañicul participa hace tiempo de una experiencia de radio comunitaria en Junín de los Andes, entre otros quehaceres. “Entonces, no puedo decir que fue fácil, pero tampoco difícil. Fue extraño quizá”, explicó.
Desde la perspectiva audiovisual, “era la primera experiencia para nosotrxs en este territorio y para lxs pibas y pibes del equipo también era la primera vez en una comunidad, en esas casas que nos recibieron. Con Ailén conversamos bastante antes, durante y después, para buscar los consensos entre lo que es construir audiovisualmente un relato y la fuerza de la palabra, que es por ahí en lo que yo me centraba porque vengo del universo radiofónico. Aún sigo creyendo que no sé casi nada, aunque seguro algo aprendimos, ella y yo… Todxs lxs que hicimos ‘Inchiñ’”, amplió.
En el trayecto, “el mapuzugun se tomó ‘Inchiñ’ y fue hermoso que lxs hablantes se animaran a contestar y relatar en mapuzugun frente a las cámaras. Eso implicó otro trabajo de escucha, de traducción y de recorte. Fue un proceso hermoso el que vivimos con Ailén Quilaleo, que además es mi prima. Toda la memoria atravesándonos los cuerpos en la posproducción también”, resaltó.
Antes de llegar a Bariloche, la miniserie ya se proyectó en otros sitios, con resultados conmovedores. “Una lamngen me dijo cuando vimos ‘Inchiñ’ en su mapu: hay ñaña (mujeres en un sentido afectuoso) ahí que yo no conozco, pero sé que son mis hermanas porque hablan el mismo idioma que me enseñó mi madre… Ese tipo de devoluciones son para mí, las de mayor impacto”, compartió Cañicul. El sábado se proyectarán los primeros tres capítulos y el domingo, los tres restantes.
FUENTE: El Cordillerano
Tomado: Tercerainformacion