El que dijo eso de “en las guerras todo el mundo pierde” no había echado un vistazo al mercado bursátil. Algunos utilizan ese eufemismo de “empresas cíclicas” para referirse a aquellos sectores que ganan más dinero cuando hay un conflicto bélico en algún lado del mundo. Como si se diera por hecho que las guerras son algo cíclico en el tiempo y, con ello, se justificara que haya accionistas que se llenen los bolsillos cuando más se alargue una matanza y se normalice que suban unas cotizaciones bursátiles cuanto más gente muera.
Las voces que empujaban a que los países pertenecientes a la OTAN aumentaran su gasto en defensa hasta el 2% de sus respectivos PIB se multiplicaban en los últimos años. Desde Estados Unidos, cuna de las principales empresas de armamento del mundo, se insistía en la necesidad de fabricar y comprar más armas, pese a que no había conflictos bélicos importantes donde gastarlas. Muchos países y corrientes políticas se resistían a aumentar dicho gasto militar hasta esos niveles del PIB. Pero un día llegó esa guerra que parecía que no acababa de estallar, Rusia invadió Ucrania, y todo cambió. Gobiernos de todos los colores empezaron a aprobar incrementos en sus presupuestos de defensa y las cotizaciones de las principales empresas armamentísticas del mundo se dispararon.
En algunas de estas empresas solo se vieron fuertes movimientos alcistas en la primera semana de guerra, las hay que no han dejado de subir desde entonces. Otras se disparan cuando uno de sus productos estrella empieza a sonar en boca de políticos y en titulares de medios de información, como el caso de la empresa fabricante de los tanques Leopard. En otras gráficas de cotización de algunas de las empresas se pueden identificar algunas de las fases de la guerra. Si se respiraban aires de paz o había algún acercamiento o negociación que pudiera acabar con la guerra, se veía una caída en el precio de las acciones. Si Putin volvía a bombardear una zona con violencia, Zelensky hacía un llamamiento para recibir más armamento y un gobierno afirmaba que enviaría más, entonces la curva del gráfico se dispara hacia arriba.
Empresas norteamericanas
Estados Unidos está siendo una de las principales ganadoras desde un punto de vista económico. A los beneficios que está obteniendo por la venta de gas licuado a un alto precio a los países de la Unión Europea, se suman los réditos que está obteniendo otra de sus principales industrias exportadoras. La mayor empresa de armamento del mundo, la norteamericana Lockheed Martin, ha visto sus acciones crecer un 23,3% desde hace un año. La primera semana experimentó una subida de golpe de cerca del 20% y luego ha ido marcando pequeñas subidas y bajadas durante todo el año, manteniendo un tono alcista. Lo que significa que el valor de la empresa ha aumentado unos 24.000 millones de dólares en un año.
Solo dos empresas estadounidenses han aumentado el valor de sus acciones en 47.000 millones de euros desde que arrancó la guerra en Ucrania
Northrop Grumman, otro conglomerado de empresas estadounidense fabricante de buques de guerra y el cuarto mayor contratista de defensa militar de los Estados Unidos, también ha crecido un 23,3%, pese a sufrir una caída en el último mes y medio. Es decir, aumentó su valor en cerca de 23.000 millones de euros. Solo dos empresas estadounidenses han aumentado el valor de sus acciones en 47.000 millones de euros desde que arrancó la guerra en Ucrania.
Las empresas europeas y británicas
La británica BAE Systems es la segunda mayor contratista militar del mundo y la sexta de armamento a nivel mundial. Construye y vende los Eurofighters, carros de combate, vehículos blindados y destructores antiaéreos entre otros productos de guerra. Entre otras cosas, la británica también es el fabricante de los tanques Challenger 2 que el Reino Unido ha prometido enviar a Ucrania. La empresa ha visto su valor de mercado subir un 49,4% desde que arrancó la invasión de Ucrania. Es decir, la empresa vale 9.200 millones más que antes de que las bombas empezaran a matar civiles y soldados ucranianos.
La francesa Thales, especializada en desarrollo de sistemas informáticos y otros servicios relacionados con la defensa, ha visto cómo sus acciones se han disparado un 55,6% desde aquel 24 de febrero. Lo que viene a aumentar el valor de la empresa en cerca de 10.000 millones de euros. La compañía gala es la responsable de un sistema de misiles que se pueden transportar a los hombros de los soldados y que el ejército ucraniano está utilizando para defenderse de los tanques rusos. Otra francesa, Safran, ha aumentado un 19,8% en ese mismo año. Otros 9.000 millones más de valor para sus accionistas.
Los tanques Leopard
Pero sin duda, una de las principales ganadoras ha sido la fabricante de uno de esos productos de guerra que tantas portadas ha copado últimamente. Sin ir más lejos, a falta de un día para el aniversario de la invasión rusa, el Gobierno español ha anunciado el envío de diez tanques Leopard. Cuatro más de los que había prometido a Zelensky en un primer momento.
La empresa alemana Rheinmetall, fabricante de estos solicitados tanques, ha aumentado su valoración en un año un 151,5%. Pero casi más espectacular son sus resultados de 2022. La empresa triplicó sus beneficios respecto a 2021 hasta alcanzar los 10.700 millones de dólares. Y la cosa no parece que vaya a calmarse viendo las ventas y las previsiones para el actual periodo. La empresa ha visto cómo sus pedidos en 2022 se han duplicado y esperan un incremento de hasta el 40% en este 2023.
Estas expectativas de ventas coinciden con las previsiones de muchas empresas del sector. Los pedidos ya no solo van dirigidos a ser enviados directamente a Ucrania, explica a El Salto Jordi Calvo, investigador especializado en paz, conflictos, seguridad y desarme en el Centre Delàs, “sino también para volver a llenar los arsenales de sus propios países porque se están quedando vacíos”. Como ejemplo, señala el caso de las municiones y la dificultad que tienen estas empresas para mantener el suministro “porque en Ucrania gastan en días lo que producen en varios meses”.
Según señala Calvo, desde que empezó la guerra en Ucrania podemos observar que el negocio de las armas está teniendo unas expectativas que está llevando a que las empresas estén considerando grandes inversiones para aumentar sus capacidades productivas. “No lo hacen porque vaya a crecer el gasto, que también, sino que tienen la certeza de que van a poder conseguir recuperar la inversión que hagan ahora”, afirma.
España aumenta sus exportaciones
El viernes 27 de enero la Secretaría de Estado de Comercio hizo público el informe de estadísticas de exportaciones de material de defensa y doble uso del primer semestre de 2022. Desde el Centre Delàs analizaron los datos de exportaciones e importaciones para señalar las exportaciones de armas a Ucrania. En total, en dicho semestre el Gobierno autorizó exportaciones de armas a Ucrania por valor de 209,7 millones de euros y exportó 18,3 millones de euros.
Estas exportaciones irán en aumento, señalan en los datos que arroja el Centre Delás, no solamente porque el material autorizado es superior a lo exportado, sino por la propia duración de la guerra. “En la medida en que ésta se alargue en el tiempo, las exportaciones de material militar aumentarán y todo parece indicar que se ampliarán a otras categorías de material pesado y ofensivo como el recientemente anunciado de los tanques Leopard”, afirman desde la organización.
“Está ocurriendo aquello que sospechábamos o más nos temíamos”, lamenta Calvo, “el complejo militar industrial será el único que ganará con esta guerra”. Para el investigador especializado en paz y desarme, esta guerra y estos beneficios suponen un paso atrás. “Esto puede hacer más difícil que cambiemos ese tablero, ese discurso de que hay que ganar las guerras mediante armas en vez de mediante la paz, porque en ese otro tablero no hay negocio ni perspectivas de negocio en el futuro”, concluye Calvo.
Publicado en El salto