Suecia no es ajena a las manifestaciones neonazis o de supremacistas blancos. Cuando el año pasado Donald Trump alertó sobre lo que estaba pasando en Suecia muchos se preguntaron de qué hablaba el presidente de Estados Unidos. “Miren lo que pasó anoche en Suecia, Suecia… es para no creérselo… Tienen problemas como nunca pensaron que fuera posible”, soltó Trump en un acto en Florida en el que defendía sus políticas migratorias.
Pero en Suecia no había ocurrido ningún atentado ni algo en particular la noche anterior a su discurso. Trump aclaró que quiso hacer referencia a un reportaje del canal Fox News que trataba la situación de los refugiados en Suecia y el incremento en la violencia vinculada al aumento de inmigrantes. “Mi declaración sobre lo que está sucediendo en Suecia fue en referencia a una historia que fue transmitida en Fox News sobre inmigrantes y Suecia”, escribió el presidente en Twitter.
De hecho, desde hace un tiempo Suecia se ha convertido en un tema recurrente en sitios de internet, blogs, programas de radio y de televisión de los movimientos de derecha, como los supremacistas blancos o la llamada “derecha alternativa”, conocida como “alt-right”.
Con más de 160.000 personas, la mayoría de África, llegando a Suecia en 2015, este país escandinavo fue uno de los que más inmigrantes acogió durante la oleada de personas que llegó a Europa. El país de 10 millones de habitantes, con una tradición de políticas progresistas y apertura, no parece ser un suelo fértil para los movimientos de extrema derecha y el supremacismo blanco.
Hay dos factores por los cuales los grupos de extrema derecha del mundo se están fijando en lo que pasa en Suecia, explica Jonathan Leman, investigador de la fundación antirracista Expo. Uno es “la fascinación” que hay entre nacionalistas blancos y de extrema derecha en la idea de que los suecos blancos están siendo “desplazados”. Otro es la “imagen negativa” de qué está pasando en Suecia que ha sido “exportada” por la extrema derecha del mismo país: “Ellos están impulsando esta imagen, en inglés, para el mundo”.
A eso se añade lo parecido que puede ser demográficamente Suecia con algunas regiones del este y centro de Estados Unidos, donde tienen sus bases movimientos de supremacistas y de extrema derecha. En Suecia hay poblaciones con más de 90 por ciento de personas blancas, lo cual usan algunos estadounidenses de los movimientos “alt-right” para compararse.
Además, un ataque con un camión ocurrido en abril del año pasado, perpetrado por un inmigrante que estaba en proceso de deportación, ha abonado a la percepción de que la inmigración es el problema. El país registró en los últimos tres años un aumento en los índices delictivos, principalmente los ataques con armas, en regiones donde llegaron los inmigrantes.
La ciudad portuaria de Malmö fue llamada por figuras políticas de derecha, como el británico Nigel Farage, la “capital de las violaciones de Europa” por el presunto aumento de ataques sexuales. Ciudades como Malmö de hecho tuvieron un decrecimiento en la tasa de casos de violación desde 2010, antes de la llegada de inmigrantes.
Pero la imagen que se ha vendido hacia afuera es diferente. “Vimos un gran número de personas llegando, lo que hizo pensar a un amplio grupo de la sociedad sueca que esto era un error. Al mismo tiempo, en Suecia hubo un incremento del crimen”, dice Christian Christensen, profesor de la Universidad de Estocolmo.
“El hecho es que el crimen se ha disparado en áreas específicas de Malmö y Estocolmo, pero la imagen es que el país está infestado por el crimen y la violencia”. Es por eso que la asociación de un aumento en la criminalidad a la llegada de inmigrantes comenzó a alimentar las publicaciones de muchos grupos de extrema derecha no solo en Suecia, sino en el mundo.
Hoy se pueden identificar a varios dirigentes de la extrema derecha, desde el de Demócratas Suecos Jimmie Akesson como otras figuras surgidas de los grupos en internet. Uno de los históricos es Daniel Friberg, un empresario que tiene a cargo varios sitios de ultraderecha, ha publicado libros como “El regreso de la verdadera derecha: un manual para la verdadera oposición” y es una de las figuras impulsoras del nacionalismo. “Comparto muchos puntos de vista con Richard Spencer. Es un gran tipo, escribe grandes artículos. Y creo que ambos tenemos las mismas bases de derecha”, dijo Friberg.
Spencer es uno de los más connotados impulsores del movimiento “alt-right” de Estados Unidos y de la campaña y presidencia de Trump, quien fundó el sitio altright.com y en el que Friberg es editor. El movimiento se ha replicado en otras partes del mundo.
“Daniel Friberg tiene un gran historial en la extrema derecha en Suecia. En los años 90 fue un miembro activo de grupos neonazis. Una década después trató de introducir el movimiento identitario”, explica Jonathan Leman. Friberg dice que perteneció desde los 15 años al movimiento derechista Alianza Nacional, pero rechaza que sus objetivos en el grupo hayan sido neonazis.
La situación se vio también reflejada en el terreno político sueco en donde partidos conservadores y de ultraderecha han ido ganando terreno en los últimos años. En septiembre pasado, el partido antiinmigración Demócratas Suecos tenía un crecimiento en las encuestas cercano al 20 por ciento, el que más terreno político ha ganado entre los partidos de derecha en Suecia. Jimmie Akesson es su dirigente.
El aumento en la popularidad de la derecha, y de su postura antiinmigrante, ha continuado pese a que se ha dado una importante baja en las solicitudes de asilo de extranjeros. De más de 60.000 que se registraron en 2015, pasaron a cerca de 25.000 el año pasado. Aun así, el efecto de esa imagen negativa se ha ido extendiendo dentro y fuera de Suecia de diversos modos.
Los sitios en internet y espacios en redes sociales del movimiento “alt-right” han comenzado a hacer “alianzas a nivel internacional” para difundir sus mensajes, explica Leman. El gobierno socialdemócrata tiene el poder en Suecia, pero el avance de los partidos de derecha ha sido constante. Son grupos que “van más allá del conservadurismo tradicional, pues impulsan una agenda como el nacionalismo y el supremacismo blanco”, dice el investigador.
De cara a las elecciones de septiembre en Suecia, la derecha ve una oportunidad para impulsar el nacionalismo y las políticas contra la inmigración. Una suerte de laboratorio para los movimientos de extrema derecha que han estado muy atentos a lo que ocurre en Suecia.
Tomado: Tercerainformacion