El texto, conocido como Carta de Jamaica, está cargado de sentimientos, de un Simón Bolívar que siempre concibió la unidad de los pueblos de la región como el objetivo mayor para liberar a las naciones, primero, y luego emprender la obra reivindicadora tan clamada y necesaria.
Este 6 de septiembre, cuando se cumplieron 205 años de que el documento viera la luz, nos siguen conmoviendo su actualidad y fuerza.
No es posible obviar la verdadera riqueza de este texto, su carácter profético, aleccionador, capaz de transgredir el tiempo y recordarnos por qué hemos fallado en crear una América Latina verdaderamente poderosa.
Recordemos a José Martí en Nuestra América, cuando advirtió del peligro del «gigante de siete leguas», el naciente imperialismo estadounidense.
Bolívar llama a la unidad como la única forma de alcanzar la libertad sobre los colonizadores, pero, con esa exhortación, también alerta 200 años después, sobre la importancia de crear un frente unido ante cualquier amenaza moderna.
Actualmente, América Latina está asediada por un poderoso enemigo. Durante la actual administración, centra sus esfuerzos en dividir la región, a través de todos los mecanismos posibles. Entre ellos, destaca el uso de verdaderos traidores, de serviles personajes a favor de los amos yanquis incapaces de ver el daño que ocasionan a sus semejantes.
En momentos tan precarios como los actuales, cuando el mundo enfrenta una de las peores pandemias de los últimos tiempos, y una nación como la nuestra hace lo posible por brindar solidaridad a países profundamente afectados, hay ejemplos despreciables, como el del asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., Mauricio Claver-Carone, que «alerta» a naciones como Panamá para que no soliciten la presencia de médicos cubanos, anteponiendo sus maquiavélicos planes a la salud del pueblo.
Otro tanto hace el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, que utiliza las más variadas tribunas para difamar la labor de nuestro personal de Salud, que ha salvado millones de vidas y curado a millones de enfermos, muchas veces en territorios a los que su país solo ha enviado soldados y armas.
Ante todos estos hechos, el llamado de unidad que convoca es el mismo de la Carta de Jamaica, un tema de presente y futuro. Simón Bolívar nos habla, en ella, del ahora, de los peligros y las urgencias de un continente que reclama emancipación.
Tomado: Granma