El 17 de abril se celebra el Día Internacional de la Lucha Campesina en una Europa donde la agricultura campesina representa la mayor parte de las explotaciones agrarias y en un momento histórico en el que, tras más de un año del comienzo de la pandemia por la COVID-19, las personas campesinas siguen siendo uno de los sectores que más desproporcionadamente sufren sus impactos.
La agricultura a pequeña y mediana escala sigue siendo una de las prácticas más desarrolladas en Europa. Según los informes publicados en 2015 y 2016, el 97% de las granjas europeas eran de una extensión menor a 100 ha y el 69%, de menos de 5 ha (1 y 2). Sin embargo, las políticas europeas no establecen medidas coherentes ni alineadas con las necesidades de la agricultura campesina, de sus trabajadores y del desarrollo un sistema alimentario sostenible que garantice alimentos saludables para toda la población, estimule las zonas rurales y preserve la diversidad territorial, biológica y cultural.
En una carta firmada por organizaciones de personas agricultoras, académicas y organizaciones ecologistas, entre las que se encuentra Amigos de la Tierra, la Vía Campesina, movimiento internacional que reúne a millones de personas campesinas, agricultoras pequeñas y medianas, sin tierra, juventud y mujeres rurales, indígenas, migrantes y personas trabajadoras agrícolas de todo el mundo, ha solicitado a las instituciones “Una Europa con más personas campesinas” y ha pedido a la Unión Europea una revisión de su política comercial para “asegurar que desarrolla políticas públicas que mejoren los sistemas alimentarios en materia de calidad, seguridad alimentaria, sostenibilidad ambiental, inclusión social y desarrollo rural” (3).
Amigos de la Tierra, por su parte, recuerda el papel crucial de la agricultura campesina y de la soberanía alimentaria para abordar algunos de los problemas mundiales más acuciantes y pone de manifiesto cómo las medidas políticas adoptadas a nivel nacional y global frente a la COVID19 siguen teniendo un grave impacto en el sector agroalimentario, en la vida de los campesinos y campesinas y, por extensión en millones de personas en todo el mundo.
“La agricultura campesina es esencial para abordar las crisis que enfrentamos y el devastador impacto que la COVID19 está teniendo en el sector supone un peligro para miles de millones de personas en todo el mundo” ha declarado Andrés Muñoz, responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra. “Un número cada vez mayor de personas están teniendo que reducir la cantidad y la calidad de los alimentos que consumen. Se calcula que dos mil millones de habitantes del planeta, el 25,9% de la población mundial, no tiene en la actualidad acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes. Si cada vez hay más personas con menos acceso a una alimentación sana y el campesinado se encuentra en una mayor situación de precariedad y vulnerabilidad, el problema está claro: las políticas alimentarias no están defendiendo los intereses de las personas.”
En diciembre de 2019, fueron asignados nuevos presupuestos para la Política Agrícola Común de la UE durante el periodo 2021-2027, presupuestos que fueron criticados por organizaciones como Amigos de la Tierra por ir en dirección contraria a la transición hacia un modelo agrícola más justo y alineado con las recomendaciones de la ciencia para evitar la emergencia climática y las crisis como la actual pandemia COVID19.
La Vía Campesina pide a la UE que deje de favorecer el modelo de producción agrícola industrial a gran escala que perjudica a las pequeñas y medianas granjas y cumpla con sus promesas en el marco del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la UNDROP, aplicando la PAC, el Pacto Verde y, en particular, la Estrategia de Biodiversidad, la Estrategia «De la granja a la mesa» y la Ley Europea del Clima.
Amigos de la Tierra señala también la negociación que la UE ha mantenido sobre el Acuerdo comercial con los países del MERCORSUR definido como un tratado diseñado para “vender la salud, a las personas y al planeta”.
“La emergencia alimentaria propiciada y acelerada por la pandemia de la COVID-19 parece marcarnos el camino a la necesidad de una apuesta decidida hacia sistemas alimentarios locales, que deben ser apoyados por los gobiernos municipales, estatales y supranacionales, como la Unión Europea” ha señalado Andrés Muñoz. “Es el momento de prescindir de acuerdos comerciales como el de la UE-MERCOSUR y apostar decididamente hacia una transformación radical y urgente de la forma en que se producen y distribuyen los alimentos. Los apoyos económicos, como los de la PAC, deben ir en esa línea. No hay más tiempo que perder, vivimos una emergencia sanitaria, social, climática y medioambiental sin precedentes que requiere respuestas comprometidas con el planeta, con las personas campesinas y con el conjunto de la sociedad”.
Tomado: tercerainformacion